Opinión

Signos oscuros

Los empresarios comienzan a alzar la voz para que algo se escuche en este país nuestro que ha elegido el camino de los renglones torcidos para afrontar un futuro que espero y deseo de todo corazón que acabe escribiéndose por derecho. He escuchado ya a alguno de ellos que tienen un ojo puesto en el IBEX 35 y otro en las conversaciones de la Zarzuela, una mano en la prima de riesgo y otra en la palabrería política, una pierna en los mercados internacionales y otra en un debate que parece metido como una maqueta de barco, en el interior de una botella. Son voces que carraspean con cierta angustia y esbozan soluciones adecuadas a su juicio para que lo conseguido en un país que hasta hace relativamente poco estaba al borde del rescate financiero no vuelva a ponerse a tiro de soponcios, sorpresas desagradables, mareos y riesgo. Hoy he leído que el Círculo de Empresarios se muestra partidario de un Gobierno del PP con PSOE y C’s y no son los únicos que están aconsejando que nos dejemos de marear la perdiz y vayamos a ocupar la Moncloa en corto y por derecho aunque una cosa es lo que quiere el empresariado y otra lo que está hoy por hoy sobre la mesa.

Lo único cierto en este ámbito de registro sorprendente y porvenir indescifrable es que signos asoman de que hay que ir ajustándose el chaleco. Cuando Rafa Nadal pierde en primera ronda del Abierto de Australia contra Verdasco es que vamos hacia un ciclo nuevo. Con el monumental embrollo anunciado que ensombrece un deporte hasta hace poco modélico como telón de fondo, un tiro al aire como ha sido de siempre Verdasco con el que uno no puede hacer apuestas porque es capaz de dispararse en el pie al día siguiente de ganarle al lucero del alba, se ha comido al ejemplo vivo y permanente de rigor, trabajo, sensatez y oficio que es Rafa.

Son cosas que no pueden anunciar nada bueno como si fueran signos que anuncian radicales transmutaciones en los más profundos, viejos y arraigados conceptos. Yo, a Fernando Verdasco le tengo una profunda simpatía porque es mi paisano, pero ahora anda por el número cincuenta de la ATP. Son signos muy oscuros y muy fatalistas a pesar de que parece que su relación con Tamara Falcó -que es muy mística- le ha ayudado al hombre a sentar esa cabeza. Un sindiós de todos modos, que diría Saza.

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