Opinión

Zapatero a tus zapatos

Ha fallecido Montserrat Caballé tras una vida de apasionada entrega a la ópera, y sospecho que con ella se ha ido una de las voces más importantes del siglo XX. Lo poco o mucho que entiendo de música y que se reduce para entendernos a un buen oído adquirido de nacimiento y por tanto sin mérito alguno, y un burdo conocimiento de la teoría  gracias a la generosidad de varios amigos que me han ido enseñando, no me permite ir mucho más allá del rock and roll en sabiduría. De ópera, a qué tirarnos pegotes, no entiendo una palabra. De hecho, no he visto más que una ópera en directo en toda mi vida y no fue precisamente una experiencia gratificante. Vi “Carmen” en la Polonia detrás del Telón de Acero y calculen ustedes como fue la representación y de qué guisa salieron a escena Escamillo y los suyos. Un carnaval delirante.

Por lo tanto, no emitiré juicio alguno sobre la valía artística de la diva fallecida y su papel -de segura trascendencia según todos los expertos- en la historia. Dicen que la gran María Callas afirmó públicamente que la única voz que podría convertirse en su sucesora era la de la prima dona catalana y no seré yo el que ponga en duda esa afirmación. Yo a lo mío que es el pop británico de los 60, los yeyés españoles de aquellos mismos años y algunas hermosas contribuciones armónicas a las que me debo: los maestros de la música de cámara, el country y el blues, los shanties de mar, el folclore argentino de viola y gauchada, algo de zarzuela que me llega al alma, y la música de la guerra de Secesión. Poco más.

Pero de eso entiendo algo y tengo el juicio bastante formado. Un juicio muy modesto que se inspira en la sabia y veterana máxima de “zapatero a tus zapatos”, simple y milenario consejo a cuya singular prudencia todos deberíamos rendirnos con especial cuidado. Lo digo por aquella incursión de la mano de Freddy Mercury en el pop sinfónico, llamada “Barcelona”, que nunca me pareció una buena idea por más que muchos críticos se han derretido con aquella disparatada cadena de gorgoritos sin mesura ni razón alguna, en zalemas y elogios. No es solo la Caballé con Mercury. No he visto nada más ridículo que “Yesterday” cantado por Plácido Domingo o algunos otros desenfrenos de Pavaroti. Cada uno en su casa y Dios en la de todos.

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