Opinión

Preguntas ante una fotografía del año 1954

Fotografía tomada de la imagen original, que lleva el siguiente pie de foto: “Otero, Xaquín Lorenzo, Cuevillas, Xesús Ferro e o taxista que os levou camiño de Compostela no ano 1954”. Van trajeados y encorbatados, salvo el taxista.
photo_camera Fotografía tomada de la imagen original, que lleva el siguiente pie de foto: “Otero, Xaquín Lorenzo, Cuevillas, Xesús Ferro e o taxista que os levou camiño de Compostela no ano 1954”. Van trajeados y encorbatados, salvo el taxista.

Las ferias y los rastrillos, aunque ya muy machacados, siempre dan alguna sorpresa. En el mercadillo de la última feria del 26 en Ourense, mezclada entre múltiples baratijas apareció esta fotografía. Mide 26 centímetros de largo por 18 de alto, está impresa sobre una madera pintada de negro de dos centímetros de grosor. Un gancho situado en la parte de atrás informa que estuvo colgada en una pared. Al pie, tiene el siguiente texto escrito con máquina de escribir: “Otero, Xaquín Lorenzo, Cuevillas, Xesús Ferro e o taxista que os levou camiño de Compostela no ano 1954”.

Por esas fechas, Cuevillas tenía 68 años; Otero, 66; Ferro, 48, y Xaquín Lorenzo “Xocas”, 47. Todos ellos ya habían hecho gran parte de su producción profesional e intelectual y compartían una larga y fiel amistad. Van trajeados, encorbatados, excepto el taxista, y abrigados. Cuevillas tiene una pose muy frecuente en otras fotos, con las manos a la espalda y la gabardina abierta. En una entrevista que en 1980 le hice a Xocas, describía a estos amigos, incluyendo a Risco, como personas “bondadosas y con un cerebro extraordinario”.

La foto plantea varias preguntas: ¿a qué iban a Santiago? Los motivos pueden ser variados. Don Ramón podía ir a su cátedra de la Universidad, a una reunión de la editorial Galaxia o del Seminario de Estudos Galegos. Los demás, posiblemente también por motivos de trabajo.

Todo puede ser. Aunque ninguno de ellos tuvieron coche propio, todos fueron aficionados a viajar mucho por Galicia, casi siempre por motivos de trabajos de investigación sobre las distintas materias que todos dominaban; pero también fueron frecuentes los viajes de placer, incluso a pie.

Y sigo con las preguntas: ¿quién hizo la foto? Por su trabajo de arqueólogo, Cuevillas poseía una buena cámara de fotos con la que solía viajar y que se conserva aún entre sus cosas, pero está claro que él no la hizo. ¿Por qué interrumpieron el viaje en pleno campo y se fotografiaron? ¿Quién guardó durante años esta foto y se tomó el trabajo de conservarla colgada en una pared de su casa o despacho? ¿Cómo fue a dar a manos del rumano que la puso a la venta en la feria de Ourense del 26? ¿Quién era el taxista que los llevaba a Santiago, al que quisieron incluir en la foto? Es una pena que entre los muchos investigadores que hay sobre la vida y obra de estos personajes no se les ocurriera interrogar a los taxistas que durante sus vidas los llevaron de acá para allá. Seguramente tendrían mucho que contar. En cuanto al modelo de coche que los llevaba a Santiago, mi amigo Oscar Sánchez Ruido, coleccionista y conocedor de coches clásicos, asegura que sin verle el morro es muy aventurado dar marca y modelo.

Informo que adquirí la foto, que pasaré a la Fundación Otero Pedrayo, por el precio de un euro. Ni más ni menos.

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