Opinión

Loro noctámbulo

Hay quien se queja de que no le quieren. Hay quien se queja de que le quieran mucho. Hay quien se queja de que nunca le digan “te quiero”, y hay quien se queja de que se lo digan siempre. El mundo está locuelo. Nadie está contento y nadie quiere lo que tiene, y lo que se le da gratis como el cariño. No es noticia de actualidad precisamente, pero es un sucedido que puede dar pie a comentarios. Una señora llegó a denunciar su continuo insomnio provocado por el loro de su vecina que a grito pelado y sin descanso, él tampoco, se pasaba las noches diciendo a su ama cuanto la quería y entonando canciones dando el do de pecho como el mejor estibador de puerto.

¿Fue una denuncia llevada a cabo por la desesperación de no pegar ojo, o por pelusilla? ¿Tenía la vecina quién se lo dijera afectuosa y repetidamente como hacía el loro ajeno, llevado por su cariño extremo? Y si era así, ¿no le gustaba oírlo?

Hay otra pregunta que no debe olvidarse: ¿El loro lo decía de corazón o peloteaba al ama en pro de un mejor alpiste? Y es que la expresión de cariño es una cosa muy compleja. Puede ser una alegría o una lata de alto riesgo. Conocí a una persona que todos los días despertaba al cónyuge con un poema de su propia cosecha: terrible. Dios mío, que agonía despertarse y lo primero que se visualiza es la cara de la pareja sobre sí, recitando sabe Dios qué, cuando lo que apetece es ver el sol acompañado por el trajín de la vida y recibir un simple beso que vale más que cien palabras. Aguantó así varios años, pero llegó un despertar en que le tapó la boca como medida de precaución, hizo las maletas y se fue con viento fresco, nunca mejor dicho. El recitador ahora recita su pena y la ingratitud recibida por parte de la beneficiaria de su impagable inspiración poética. Hay que ver como son las cosas.

En cuanto al loro amoroso, que debía de ser sonámbulo, y que también cantaba, comentaba y opinaba inquieto sobre el sistema de la vida moderna, como cualquiera de esos seres parlantes que inundan las televisiones, quedó en suspenso a esperas de una investigación policial para determinar el alcance sonoro de sus actividades nocturnas. Del resultado de la investigación nada se ha publicado, pero no deja de ser un loro digno de figurar como un personaje de altos vuelos de lo más interesante. ¿No les parece a ustedes, queridos lectores?

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