Opinión

Las neuronas espejo

A principios de la década de 1990, un grupo de científicos dirigido por Giacomo Rizzolatti, descubrieron el origen biológico de la empatía, que radica en las neuronas espejo, descubrimiento sensacional, que fueron desarrollando durante varios años hasta llegar a comprender el mecanismo en su totalidad. Pero, ¿qué es la empatía? Ya saben, eso que se dice de ponerse en la piel del ajeno, o calzarse sus zapatos.

Según los diccionarios, la empatía es la capacidad cognitiva de percibir lo que otro individuo siente, la emotividad participativa de lo que atañe a los demás. Sobre este tema hay varias hipótesis y teorías harto complejas para entrar en ellas en tan poco espacio. Algunas basan el hecho de la empatía en que la inteligencia creció vertiginosamente logrando adivinar el estado anímico del otro y al mismo tiempo sus intenciones, a lo que se sumaría un proceso mental mediante una suerte de telepatía y un progreso de imitación de aquel a quien se mira.

Para muchos la empatía está integrada en el cableado del cerebro desde el primer o segundo día del nacimiento, aunque su extensión empática aparece entre los 18 o 24 meses después. En efecto, ¿quién no se ha sentido conmovido alguna vez por la tristeza ajena, sin diferencia de edad, sexo o situación social. Los bebés lloran al oír llorar a otro. Al margen de la propia existencia, el cine, la literatura, el teatro y demás artes, brindan motivos más que suficientes para probar el fenómeno que invade al individuo, al sentir en profundidad la vida de los personajes de ficción o realidad que pueblan las obras. Incluso sin haber puntos de identificación. Todo lo existente es un misterio.

El humano es el único ser que llora y ríe, pero no sólo él siente dolor o felicidad, aunque así lo crea. Los artistas son los más privilegiados en cuanto a auscultar el interior del corazón de otra persona y poner el suyo al ritmo del personaje que crean. Pensar, disfrutar, cavilar, luchar, desesperar, gozar, sufrir, sentirse cruel o generoso, todo con y como el otro. Pero la empatía es algo que no todas las personas desarrollan y experimentan al cien por cien. Y sin embargo sería bueno que así fuese, en general, porque sólo así, al ver tanta pena como hay, se reduciría lo que la causa. Corazón de piedra se llama al que no es capaz de conmoverse al ver como otro ser es infeliz.

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