Opinión

Pintores y ciencia

No es la primera vez que oigo en conferencias médicas, cómo la historia de la pintura nos han legado en los personajes retratados, los síntomas inequívocos de las dolencias que éstos padecían. Tal vez, el pintor que más fielmente las refleja, haya sido Velázquez. Y el ejemplo más paradigmático lo presenta en "Las Meninas", máxima obra pictórica expuesta en el Museo del Prado. Ahí podemos contemplar las características físicas heredadas a través de los matrimonios consanguíneos de los miembros de la casa de Austria, que con el tiempo se acentuarían en la descendencia hasta alcanzar su culmen en Carlos II, el Hechizado, último de la familia y final dinástico. Su rostro alargado y deforme muestra con claridad las marcadas taras familiares. 

También en el mismo cuadro están a la vista las particularidades de los distintos grados del enanismo. Este cuadro es uno de los más visitados de dicho museo y su fama es universal. De él se han realizado infinidad de versiones, y sus protagonistas pueden verse en copias, litografías y figuras esculpidas para decoradores y coleccionistas, en toda clase de materiales y tamaños.

Y es que, para los estudiosos y entusiastas de Velázquez, después de él, el diluvio. Pero de vuelta a la historia de la pintura y del arte en general, toda ella puede verse como un tratado de inagotable belleza, pero también de terror y de ciencia. Material para admirar, estudiar e investigar. 

Hubo tiempos, cuando la televisión servía para algo, se emitía un programa que si mal no recuerdo se titulaba “Mirar un cuadro”. En ese espacio inolvidable, un experto explicaba amenamente, y en profundidad, lo interesantísimo que puede resultar ver una pintura si uno aprende a descifrar todo lo que esconde dentro de sí misma, tanto técnica como históricamente, sin dejar de lado el espíritu que la inspira y la anima. De este modo se dieron a conocer verdaderas maravillas realizadas por los grandes genios artísticos mundiales, y las claves para indagar a través de trazos, colores, líneas, composiciones matemáticas y pinceladas, los misterios e infinitos cosmos que encierran. El éxito de algunas enseñanzas fue notable. Allí estaba Delacroix con “La Libertad guiando al pueblo”, Da Vinci con “La Gioconda”, El Bosco, con “El Jardín de las Delicias” entre otros muchos, desvelando hermosos arcanos para el espectador.

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