Opinión

Día del libro

Líbrame, libro, de la triste soledad sin tu vuelo de mariposas revoloteando junto a mí en amable compañía. Líbrame de la ignorancia, atrevida y a veces cruel. Líbrame, libro, de lo que me sobra, de lo que ya no me hace falta para luchar: viejas armas -ya sabes-, viejas creencias, viejos latires… y llévame a ese ser que quiero ser: libre y humano. Líbrame, ¡oh libro!, de no ver en el ojo del otro la enciclopedia del vivir que lleva oculta y hazme leer ese pequeño universo que ha mezclado todas las emociones a su antojo formando su aventura personal, su novela única. Líbrame, oh libro creador, de no saber saborear la lluvia y la nube, el sol y el ocaso, la rosa fresca y la marchita adormecida en la ventana del amanecer. Líbrame de no aprender del cuento que me cuentas, de no seguir el argumento ni los capítulos de esta historia, de no ser prólogo y epílogo y moraleja pues -alguna vez, lo sabes bien- cuando me posee Morfeo aún con la luz encendida caes de mi mano dormida en la alfombra mágica en la que tú seguirás volando para mí… en sueños...

Hazme libre como tú, oh libro, y como este viento que ahora -¿ves?- me roba la voz descarado y misterioso mientras canta el cuco su verso en esta tarde de primavera. 

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