Opinión

Confusión

Jeff Lynne es un tipo polifacético: músico, compositor, cantante, guitarrista y personalísimo productor musical, fundador en los 70 de la Electric Light Orchestra (ELO), y años más tarde integrante del supergrupo Traveling Wilburys, junto a Roy Orbison, Tom Petty, Bob Dylan y George Harrison. Ahí es nada. Al frente de la ELO, una de sus composiciones más exitosas fue “Confussion”, una canción de amor en la que un atribulado amante no sabe qué hacer ni hacia dónde tirar.

De la misma manera, sostiene Aloysius que en el transcurso de esta duradera pandemia, un sentimiento de desconcierto permanente se ha venido adueñando de todos nosotros. ¿Cuál es su causa? Creemos que este monumental embrollo se ha originado principalmente por la infoxicación, la cantidad ingente de datos y opiniones sin filtrar, imposibles de digerir y procesar, que en determinados momentos ha traído en jaque a los profesionales sanitarios y a la población en general. Al respecto, toda crítica debe ser constructiva, pues no podemos olvidar que la ciencia nunca se ha tenido que enfrentar a un problema sanitario de dimensiones planetarias, en un tiempo récord y a contrarreloj.

Cada país ha ido capeando el temporal como ha podido, contabilizando sus muertos por millares. Las voces de los expertos se han dejado oír en infinidad de ocasiones, tantas como en las que los políticos se han mostrado sordos. Los últimos ejemplos de esta ceremonia de confusión se centran de nuevo en el uso de las mascarillas en exteriores. Reputados epidemiólogos han reiterado la nulidad de su efectos, mientras insistían en el enorme valor de estas medidas de protección en los espacios cerrados, poco ventilados y donde la distancia de seguridad resultara imposible de garantizar. En España, en el Congreso de los Diputados acaba de aprobarse un decreto para prorrogar el uso obligatorio de las mascarillas en exteriores, vigente desde el 22 de diciembre. Apenas una semana después, la ministra de Sanidad ha anunciado que se va a proponer el final de dicha imposición en el seno del Consejo Interterritorial de Sanidad, que deberá ser ratificada en el siguiente Consejo de Ministros.

Recordamos aquella icónica imagen del gran Groucho Marx sonriendo con un puro en los labios: estos son mis principios, y si no les gustan, tengo otros. A pesar de que este dicho no es original del genial cómico, adquiere una vez más rabiosa actualidad. Hace unos días comentábamos los vaivenes respecto a las cuarentenas y las bajas laborales, establecidos una vez más a espaldas de los criterios sanitarios, determinados por la oleada incontenible de casos covid durante el mes de enero, y sus repercusiones laborales y económicas. Los pasaportes covid también tienen sus días contados, pues para los expertos científicos su efectividad no ha podido ser contrastada. Con las vacunas ocurre algo semejante, sobre todo con la dosis de refuerzo, cuyos protocolos han cambiado varias veces, hasta el punto de resultar demasiado complicadas las recomendaciones que demandan los pacientes en las consultas. Los avances científicos son dinámicos. Probablemente lo seguirán siendo durante una temporada. Contra la confusión, información. Contra la ignorancia, pedagogía. Y los pilotos competentes a los mandos del aparato.

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