Opinión

Proporciones

En plena campaña de vacunación contra la covid-19, la tercera para amortiguar la sexta ola de infecciones, después de casi 24 meses de lucha contra la pandemia, vamos aprendiendo más y más cosas. Por ejemplo, que el coronavirus SARS-CoV-2 se extiende entre la población infantil como las llamas por un bosque en verano, en líneas generales una patología leve con una mortalidad prácticamente inexistente (salvo casos graves de pacientes con inmunodeficiencia), pero que origina un trastorno social y económico de magnitudes no desdeñables: escolares en cuarentena domiciliaria, al cuidado de sus familiares que deben dejar de trabajar para ello, y con el riesgo de que puedan infectar a sus mayores, enviándolos al hospital a pesar de las vacunas, porque sigue existiendo una fracción de la población frágil y extremadamente susceptible a esta infección. ¿Dónde está el efecto de las inmunizaciones?. Repasemos una serie de datos.

En Ourense, según los últimos datos que manejamos para escribir estas líneas, existen 1926 casos activos, en una fase en la que los contagios todavía se multiplican sin cesar. Los pacientes hospitalizados alcanzan ya casi el medio centenar, 46 concretamente, lo que afecta a un 2.38% de los infectados. Desafortunadamente, permanecen 7 prójimos ingresados en la UCI, lo que significa que aproximadamente 3 de cada 1000 infectados son casos mucho más graves, con hospitalizaciones prolongadas y una serie de secuelas que ya se están tratando en las unidades especializadas post-covid. Pero si los pacientes UCI se comparan con los hospitalizados, resulta que un 15% de los casos ingresados puede terminar ocupando una cama de cuidados intensivos. En Galicia, el total de casos activos alcanza los 7561 casos. De ellos, 205 se encuentran ingresados en los centros hospitalarios de nuestra comunidad, un 2.71%. En las UCIs gallegas se atienden 36 pacientes, aproximadamente 4 de cada 1000 infectados. Una vez más, el porcentaje se aproxima a nuestro caso, con un 17% en UCI entre los hospitalizados. Estos datos se han venido repitiendo de manera tozuda durante oleadas anteriores, si bien el efecto general de la vacunación masiva se refleja en las cifras de mortalidad, llamativamente inferiores a las ocurridas en el pasado:. En abril de 2020, en España las víctimas mortales se contabilizaban por encima de las 900. Sin embargo, el 2 de diciembre de 2021 las autoridades sanitarias comunicaron 37 fallecimientos en nuestro país. Aunque la sangría continúa, los decesos actuales nada tienen que ver con las terribles cifras del pasado.

Y si nos fijamos en los datos oficiales sobre el impacto del covid-19 en los centros residenciales, resulta que antes de las vacunaciones masivas, en 2020 fallecieron por esta enfermedad (diagnósticos confirmados) 15789 residentes, frente a los 3865 confirmados durante el primer semestre de 2021. Los infectados en 2020 alcanzaron los 76518 residentes, mientras en el primer semestre de 2021 se redujeron a 18773. Las cifras resultan llamativas. Y se deben indudablemente a la vacunación y a un mejor abordaje de los infectados en la residencias. A seguir cuidando y vacunando. De momento no hay más remedio.

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