Opinión

El señor de los anillos

El trastorno de identidad disociativo, popularmente conocido como trastorno de personalidad múltiple, identifica al sujeto que manifiesta la presencia de dos o más identidades, siendo inconexas entre sí e ignorando el afectado la existencia de las otras que no sean en ese momento la dominante o manifiesta.

Por lo general este trastorno se manifiesta hacia la pubertad, caracterizándose por una disociación específica de las funciones psíquicas que conduce, en los casos graves, a una demencia incurable. 
También constituye una de las patologías recurrentes en la ficción. Literatura, teatro, televisión o cine lo han popularizado en el club de la lucha, “Psicosis”, el doctor Jekyll y míster Hyde, o Gollum de “El Señor de los Anillos” y, hablando de este último, también de personajes de la más cruda realidad cotidiana como el caso de Xulio -que no Xullo- Xosé Ferreiro Baamonde, alcalde de A Coruña y hasta no hace tanto Julio José Ferreiro Bahamonde, con hache intercalada, apellido que en similar orden comparte con el Caudillo.

Al magistrado en excedencia le debe haber cogido por sorpresa la memoria histórica de hace dos años, o bien le pasó por encima el tren de la hemeroteca, en particular a lo que a Miguel Bosé se refiere.

Artista donde los haya, que habrá a quien guste o no, nadie puede discutirle el mérito de haberse mantenido sobre las tablas durante décadas haciendo lo que mejor sabe: cantar y animar al público en sus atestados macroconciertos.

Y esa es -o fue-, la china en el zapato del regidor herculino quien, en el año 2015, canceló el recital programado por el artista con motivo de las fiestas de María Pita, argumentando unos costes desmesurados. Cuando menos eso fue lo que le espetó Ferreiro Bahamonde a una vecina que le

reprochó la suspensión del concierto, con una más que prepotente coletilla: “Te ahorré los 90.000 euros que costaba, ¿qué te parece?”. La interpelada zanjó todo conato de discusión con un razonamiento incontestable: “Bien los vale”. Algo que no impidió suprimir el evento pese a que el presupuesto manejado por la corporación no es la faltriquera del regidor local sino las arcas públicas, propiedad del vecindario.

Pero el karma es ese oscuro pasado que acecha agazapado para cobrarse venganza o burla, y a Xulio Xosé Bahamonde le ha pasado este año factura. Tal es así que fue él mismo quien para esta edición se trajo por 94.380 euros a la verbena al mismo cantante que dos años antes vetó por parecerle caro abonarle, por idéntico concierto, 90.000.

Cabría preguntarse si el alcalde coruñés entiende por ahorro un sobrecoste de 4.380 euros, si pasada la tontería inicial de ostentar el bastón de mando, le trae ya al fresco malgastar los cuartos de sus conciudadanos, si le escocía que fuera la anterior corporación en lugar de él quien contratara a Bosé en 2015 o si sencillamente, como a Gollum, le afectó el anillo de Tolkien produciéndole como consecuencia acabar con más de una cara.

El caso es que Miguel Bosé se sube al escenario en María Pita luego de arrasar en Vigo. Ahora sólo falta que el Concello ourensano se ponga de acuerdo para que en el próximo año patée el tablao del Corpus.

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