Opinión

El meollo del asunto

El ex-ministro López Aguilar ha hecho correr en una semana más ríos de tinta de los que movió siendo titular de la cartera de Justicia. Artífice entre otras de la Ley Orgánica contra la Violencia de Género, irónicamente ahora está en el ojo del huracán por análogos motivos.

La cuestión de dilucidar su sobreseimiento o culpabilidad es materia que ocupa a la magistratura, los juicios ciudadanos se acercan más a la crítica política que a la aplicación de la jurisprudencia. Mal momento para el PSOE, si es que hay alguno bueno, dentro de la carrera por las urnas, aunque para conjurar el rédito electoral a la oposición se haya apresurado a suspender, motu proprio, su militancia en la formación política, transitando como eurodiputado a un grupo desvinculado con el partido, sucesión de acciones inspiradas en la pretendida moral del grupo socialista, pero bastante alejada de la postura al respecto de Griñán y Chaves. Porque al ex regidor ourensano Paco Rodríguez, en idéntica situación procesal en la que queda por determinar su culpabilidad o inocencia, lo defenestraron por bastante menos.

Pero lo realmente importante de todo este trajín parece como siempre pasar desapercibido, y está muy relacionado con el desarrollo y la solución de la violencia de género. Algún familiar próximo al político se ha apresurado a manifestar presuntos episodios de abuso en el pasado, cuya víctima sería su entonces esposa. A la zaga le sigue el vecindario, alguno de cuyos integrantes apunta a pretéritos maltratos verbales.

La verdadera pregunta no es ya por qué ninguno de esos buenos samaritanos que ahora levantan la voz, en su momento no dijeron nada, situación reiterada en la mayoría de los casos de violencia de género que acaba cobrándose un año tras otro la vida de un grueso grupo de féminas en este país. No, el meollo del asunto es, los allegados responsables de tales testimonios anacrónicos que en su momento miraron para el otro lado, ¿no han estado cometiendo un delito continuado de denegación de auxilio? Porque es muy fácil cegar el pozo después de que la oveja se haya ahogado, pero nada previsor.

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