Opinión

CINCUENTA EUROS

Más vale cincuenta que nada; más que cero desde luego, aunque hasta ahora 'nada' por 'cero' resulte asombroso número de seis millones. Pero seis millones que no suman más que cero al llevar delante un signo menos, triste guión delantero que pone a seis millones por detrás del propio cero, y pedaleando duro por salir del número. Seis millones pésimos, de parados, y ahora ya no se trata de hablar de ningún juego matemático, o fórmula física que estudie masa por energía producida por tal pedaleo, sino que pasamos de ciencia exacta a contraria, como resulta hoy la política; hablamos de recetas políticas para que seis millones de seres humanos crucen la barrera laboral, hoy parada en la cola de cualquier oficina del Inem, y dejen de ser menos que cero.


Las mentes políticas del país tardan tanto tiempo en percatarse de lo básico que cuando llegan a 'ello' ya no llega, la medida no basta y resulta insuficiente; que sí lo hubiera sido en caso de que no fuesen tan lerdos en leer la realidad quienes cobran como listos para escribir la solución a sus problemas. Pero no se puede leer bien si se aleja uno mucho del texto, lo que les pasa a nuestros gobernantes con sus ínfulas de altura; y esto dando por hecho que quieran leer. Ahora parece que se han dado cuenta de la necesidad de rebajar exigencias para poder incentivar el emprendimiento autónomo laboral, proponiendo una cuota fija a pagar a la seguridad social de cincuenta euros para los menores de treinta años durante seis meses. Tal vez la cosa hubiera estado bien a su debido tiempo, por ejemplo cuando Alemania implantó sus minijobs (siete millones de contratos), pongamos que desde que comenzó aquí el gran destrozo laboral; por aquel entonces, quizás, con esta medida algunos jóvenes huidos en los últimos tiempos habrían aguantado en su casa, su tierra, su España del carajo. Pero, claro, aquí estaban los políticos de turno ocultando o ignorando la realidad, tapando el negro que subyace en un mercado de trabajo que, de no ser así, estaría provocando continuas revueltas.


Pero ahora es tarde y la situación actual exige mucho más de lo que propone el gobierno en su gran pacto con la oposición, ¡aleluya! Porque el minijob autónomo necesario para salir al mercado laboral debería no tener que pagar impuesto, y las aportaciones a la Seguridad Social que fuesen voluntarias. Al menos, hasta que el ingreso por trabajo superase un mínimo necesario para salir de las listas del Inem, o del mercado negro. Sin duda, se rebajaría el gasto social del Estado en este capítulo y se levantaría la moral de quien quiere intentar emprender un trabajo sin tener que morir en el intento, o tener que agachar su cabeza porque anda más que por los suelos por los subterráneos laborales, o de tapadillo, al tiempo que cambiaría ciencia conciencia permisiva sobre el listillo defraudador. Pero no solo de joven vive el dato de los seis millones sino también de muchos que se van al paro y ya no vuelven de él como si de la muerte se tratara, simplemente porque tienen más edad que los jóvenes; éstos también tienen derecho a otra oportunidad y a que su pertenencia en la misma lista general del paro no se la tiña de rojo sangre o negro luto. En fin, queda mucha tela que cortar, o mejor dicho que añadir a esta medida mierdilla -por tamaño- aunque algo más que nada.

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