Opinión

Un apacible viaje interior

Combinación de elementos de diversos estilos, ideas o posibilidades. Esta es la segunda acepción que recoge en el diccionario de la RAE al definir el término eclecticismo. Ecléctico es el concierto que Cristina Pato y Nicholas Chords presentan hoy 14 de diciembre en Enclave de Cámara en el Teatro Principal. Un programa bajo el título “Transformación e espiritualidade”.

Ecléctico por el programa, pero sobre todo por estos dos músicos de excelente formación que saben adentrarse en estilos musicales muy diferentes, pero siempre manteniendo una integridad artística fuera de toda duda.

Hasta cierto punto podemos decir que su acercamiento a la música se enmarca en la tan mencionada globalización, por su capacidad de abrirse a diferentes estilos musicales, absorber ideas estéticas de todo el planeta, unirse a músicos de diversas escuelas; hasta el punto que podemos hablar de un acercamiento a la música multidisciplinar, una aproximación que me atrevo a definir como holística. Buena muestra de ello es que tanto Cristina Pato como Nicholas Cords son artistas del Silk Road Ensemble (como es bien sabido la Ruta de la Seda es uno de los símbolos vivos de esa conexión globalizadora que existe desde tiempos inmemoriales) creado por Yo-Yo Ma, un proyecto que busca unir lo “diferente” con la esperanza que los humanos empecemos a entendernos y a respetarnos ¡que buena falta nos hace!

Volviendo al principio, la idea de eclecticismo supone variedad y, por lo general y como consecuencia, introduce el factor de lo nuevo o desconocido, de lo sorprendente. Estos dos músicos nos traen un programa de setenta minutos ininterrumpidos cargado de obras que, salvo para melómanos muy especializados, son desconocidas (puede que haya quien reconozca “Fratres” de Arvo Pärt porque se escucha en la película protagonizada por Daniel Day-Lewis “Pozos de ambición”, o la obra “Cantiga” del compostelano Fernando Buide, que es estreno en su versión para piano y viola), pero no por ello nos debe de generar ningún temor, al revés, lo grato será la sorpresa.

En términos generales podemos hablar de un programa con una gran carga trascendente, una música que nos lleva a un viaje interior apacible –algo bastante necesario en un mundo tan acelerado-, un programa que ayuda a escucharse a uno mismo; pero que nadie crea que va asistir a un simulacro de reunión mística. No, esta música es profunda, evocadora, pero a la vez se disfruta por su capacidad de transmitir y cautivar, de ritmo apacible a la vez que vivaz. La única posible excepción por desconocida es la obra de Dana Lyn “Endlessly, I would have walked”… que es un encargo de Nicholas Cords y que será –todo hay que decirlo- un estreno mundial (no quiero sonar pomposo, pero es la realidad) en Ourense este jueves 14 de diciembre. Eso sí, lo poco que conozco de esta autora residente en Brooklyn es de una gran riqueza comunicadora.

Bo Nadal ¡Que disfruten!

Te puede interesar