Opinión

Cuarteto Akilone

Hace no muchos años las mujeres ocupaban un espacio pequeño en el panorama musical. Sí, había cantantes femeninas, pero el mundo de la dirección e interpretación instrumental era eminentemente masculino, y pocas las mujeres que hacían carrera en estas disciplinas. Las cosas cambian, y para bien, cada vez hay más mujeres en todos los sectores de la música.

Esta noche, en el Liceo de Ourense y no en el Teatro Principal como es habitual en Enclave de Cámara, estará presente el cuarteto ganador de uno de los premios de música de cámara más importantes del mundo: Quatuors à Bordeaux; y las componente ¡son todas mujeres! Un premio que han ganado reputadas agrupaciones como el Cuarteto Belcea, Ebène, Ardeo, Zemlinsky, o el magnífico cuarteto español Quiroga, bien conocido por los aficionados ourensanos, da idea de quien son estas cuatro magnificas músicas de origen francés.

El Cuarteto Akilone comienza su concierto con uno de los cuartetos op.20 de Haydn. Los op.20 del músico vienés están considerados como las obras que le merecieron el sobrenombre de “padre de los cuartetos para cuerda”. En esta serie de cuarteto Haydn utilizará algunas técnicas muy diferentes a las usadas hasta el momento, y que perdurarían en la composición durante muchos años. Por ejemplo, en el nº3 en Sol menor Haydn rompe con la práctica de acabar en forte, y termina en piano o pianissimo, la recapitulación se da pero con unas variaciones tales que es difícil reconocer esta repetición, o acaban en fuga –propio del barroco- como muestra de ruptura con el estilo galante propio del rococó. Tras Haydn el Akilone aborda un Cuarteto de Mendelssohn compuesto bajo la influencia de Beethoven y un amor de juventud. Un cuarteto que muestra una gran madurez técnica. Es una composición vital, como es propio de esa edad, pero a la vez de un conocimiento sorprendente para alguien que aún no tenía veinte años, lo que hace que sea considerado su primer cuarteto de madurez. La partitura de esta obra lleva escrita en su primer página “ Ist es wahr?" (¿Es verdad?) título de una canción que había compuesto poco antes, posiblemente vinculada a una historia de amor, y en recuerdo del Cuarteto op.135 de Beethoven que lleva la inscripción "Muss es sein?" (¿Debe ser?).

El concierto acaba con Ravel. Una obra de juventud, aún estaba en el conservatorio. En él hay una gran variedad de color, armonía,… pero a la vez una unidad diáfana: los temas del primer movimiento se repiten en el resto de los movimientos de diversas formas. Se lo dedicó a su maestro Gabriel Fauré, al que no le gustó nada, sobre todo por el final, pero le consoló Debussy: “En nombre de los dioses de la música y por mi bien, no cambies una nota de lo que has escrito”.

¡Que disfruten!

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