Opinión

Frank Bridge: un músico a descubrir

Llama la atención que a pesar del predominio absoluto de la cultura anglosajona los compositores de una de las grandes potencias musicales -Gran Bretaña- son nada o a penas conocidos por el gran público. Nombres como Benjamin Britten o Ralph Vaughan Williams pasan desapercibidos. El dúo de Amparo Lacruz y Andreu Riera interpretará hoy, en el Teatro Principal, a las 20,30 horas, obras de Brahms, Chopin, y un británico: Frank Bridge, éste último el menos célebre y programado a pesar de haber compuesto obras de gran calidad y muy cercanas al público.


Sus obras apenas se programan más allá de su país, pero en vida del compositor su obra fue muy apreciada, sobre todo en los EEUU, donde hizo una importante carrera como director de orquesta. Su educación musical en el conservador Royal College of Music no presagiaba que fuese a convertirse en un músico con un lenguaje alejado del de la mayoría de sus colegas británicos. Estuvo influido por Brahms y los postrománticos y más tarde atraído por el universo de Schoenberg y la segunda escuela de Viena, haciendo de él uno de los pocos compositores  de avant-garde  británicos de entreguerras.


La Sonata en Re menor, escrita entre 1913 y 1917, es una obra puente entre dos mundos; por un lado, una visión pastoral e inocente, por otro, la imagen de los sueños rotos y los fantasmas invocados por la gran guerra que estallaría en 1914  que segó la vida a millones de jóvenes europeos. No podemos dejar de mencionar que Bridge fue un pacifista convencido y militante, que se sintió atenazado por las pérdidas de la guerra (su celebérrima Sonata para piano está dedicada a Ernest Bristow Farrar, uno de sus alumnos muerto en conflicto). Su lenguaje pasó de una cierta visión resplandeciente, pastoral, armónica, en línea con los prerrafaelitas en las artes plásticas, al de un mundo golpeado por la barbarie de la masacre industrializada que supuso la Gran Guerra. Esta sonata es un buen ejemplo en la música de lo que supuso para Europa el desencanto de la guerra, el cómo cambiaron las mentalidades y como se puso en tela de juicio el orden conocido hasta entonces. Una pequeña pero inteligente y fascinante historia del arte y de las conciencias en una obra de apenas veinte minutos. Que la disfruten.
Hoy, Teatro Principal
Hora, 20,30

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