Opinión

Los 80 años del Rey Juan Carlos

Alas pocas semanas de que se produjera la abdicación del Rey Juan Carlos el 19 de junio de 2014, padre e hijo llegaron al acuerdo de que D. Juan Carlos tuviera un nuevo despacho, en el Palacio Real. El que había utilizado durante 40 en el Palacio de la Zarzuela lo ocupaba ya D. Felipe, y aunque había espacio suficiente para que el Rey Juan Carlos pudiera disponer de otro con las estancias necesarias para su Secretaría y ayudantes, decidieron que por razones de discreción de las visitas de uno y otro rey era más conveniente que sus actividades institucionales se produjeran en Zarzuela y Palacio. 

Se transformó una sala para acoger a D. Juan Carlos, que quiso que su hijo fuera de los primeros en conocerla. El Rey Felipe hizo un comentario espontáneo de admiración, “Más grande que el mío”, porque efectivamente lo era y además el marco incomparable del Palacio Real, con sus tapices y obras de arte convertían el nuevo refugio del Rey Juan Carlos en una estancia excepcional. Desde entonces, D. Juan Carlos, que sigue residiendo en Zarzuela como siempre, se traslada a Palacio cada vez que se encuentra

en Madrid. Lo que los primeros meses tras la abdicación fue escaso, porque por primera vez en su vida disponía de tiempo libre y también de responder a las numerosas invitaciones de amigos de todo el mundo. En estos años además quiso D. Juan Carlos conocer personas de todos los ámbitos que le parecían interesantes, disfrutar de su pasión por los toros eligiendo el cartel y no que le fuera elegido,  hacer recorridos gastronómicos a lo largo y ancho de España … y recuperar la afición a la vela. 

Su amigo Pedro Campos, y otros profesionales y aficionados de la navegación, pusieron a su disposición un velero para competir con los clásicos de 6 metros. Acondicionado para que pudiera empeñarse como patrón medio encajonado de forma que quedaba sujeto, ya que sus operaciones de cadera le impiden moverse con soltura, decidido a ganar el campeonato mundial que se celebraría en Vancouver en septiembre del 2017.  

Viajaba todos los meses a Sanxenxo para entrenar, y cuando llegó la fecha del campeonato lo ganaron. Primera vez que el Rey ganaba un campeonato del mundo. Sin embargo no tuvo excesivo eco la victoria en los medios de comunicación, pero D. Juan Carlos demostró su orgullo y lo que significaba para él aquella victoria cuando convirtió la fotografía de la gesta canadiense en su christmas navideño.

La Pascua militar

A lo largo de estos cuatro años la relación entre los dos reyes, entre padre e hijo, ha sido continuada e intensa. Han cambiado impresiones sobre todas las cuestiones relevantes, que han sido muchas, sobre todo la relacionada con el independentismo catalán, ante el que han mantenido una posición idéntica y firme defendiendo la unidad de España y la paz social en Cataluña. Solo  se produjo un momento incómodo en ese tiempo, cuando se conmemoró el 40 aniversario del 15-J, la celebración de las primeras elecciones democráticas, en el Congreso de los Diputados. 

D. Juan Carlos regresó a Madrid desde Sanxenxo un par de días antes, pero decidió no acudir en el último momento para expresar así su descontento porque el protocolo no le asignó el lugar que creía adecuado. Él mismo provocó que se conociera su incomodidad por la situación, y además no ocultó que creía que el interés por relegarle a un segundo puesto  tenía su origen en el equipo del Rey Felipe.

Durante unos días se dispararon los rumores sobre un distanciamiento entre los Reyes.  En cualquier caso esa situación quedó atrás tras una conversación que mantuvieron padre e hijo antes de marcharse de vacaciones de verano. La prueba, es que es idea de D. Felipe celebrar los 80 años de su padre con todo un año de homenajes en distintos escenarios y circunstancias. 

El primero se visualizará este sábado 6, fecha en la que se celebra la Pascua Militar. El Rey Felipe ha pedido a sus padres que participen en ese acto, el más importante de la familia militar. Tiene además una connotación muy especial: fue en la última Pascua Militar del Rey Juan Carlos, en enero de 2014, cuando pronunció un discurso dubitativo, por problemas de luz y porque se traspapelaron los folios- fue la versión oficial- , circunstancia que provocó que D. Juan Carlos asumiera por primera vez que quizá tenía que ir aceptando  la idea de que por el bien de la Corona debía abdicar.

La idea del Rey Felipe es que los actos en honor de su padre que se celebrarán a lo largo del 2018 sirvan para recordar cual ha sido su papel en la construcción de la democracia española, además de poner de relieve que ha sido Jefe de Estado durante los 40 más prósperos y pacíficos de la historia de España.

El milagro de la transición

Cuarenta años que la izquierda actual trata con desdén, por no decir con desprecio, y que parte de la generación de jóvenes españoles no han tenido el menor interés en descubrir. Coincide el aniversario con la reivindicación republicana de la izquierda  más radical así como de los independentistas, lo que no sería reprobable siempre que las reivindicaciones de hicieran respetando las reglas de la democracia, entre ellas asumir la Ley y la Constitución. Y sobre todo, sin tergiversar los hechos  y reconociendo el papel que han jugado determinados personajes en la España que surgió tras la muerte de Franco, con un Rey Juan Carlos que puso en marcha el modelo democrático que había diseñado desde mucho antes de ser proclamado Rey, con la colaboración de un puñado de políticos que, como el propio Rey Juan Carlos, estaban decididos a anteponer los intereses de los españoles por encima de cualquier otra circunstancias. 

Este año de homenaje a un rey que cumple 80 debería servir para que todos los españoles interesados en conocer su trayectoria tuvieran oportunidad de revivir hechos promovidos por D. Juan Carlos y que convirtieron la Transición en un orgullo para los españoles.  

La legalización de todos los partidos un año y medio después de 40 años de dictadura y  la celebración de unas elecciones democráticas, el regreso de los exiliados y el reconocimiento público de su sacrificio, la reconciliación de las dos Españas, el inicio de un proceso constituyente por deseo del Rey aunque sabía que recortaba sus poderes, casi omnímodos antes de que se aprobara la Constitución. Y sobre todo, el nacimiento de una España nueva tras una guerra civil que la rompió en dos y cuarenta años en los que hubo estabilidad y desarrollo económico pero faltó libertad.
De todo ello fue impulsor y protagonista el Rey que cumple ahora 80 años. Rey con sombras, fundamentalmente en el plano personal, pero con luces que le harán pasar a la historia como unos de los reyes más importantes de España. 

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