Opinión

Cuenta atrás para el 24-M

El 24 de mayo los españoles, todos, están llamados a las urnas. Todas y cada una de las ciudades y pueblos elegirán a sus alcaldes, y la mayoría de las comunidades autonómicas, con la excepción de Cataluña, País Vasco, Andalucía y Galicia, elegirán su gobierno. Elecciones clave para los partidos que aspiran a conseguir el gobierno de España cuando se convoquen las generales a final de año o, en el caso del PP, mantenerse en él.

Es una máxima indiscutible porque hasta ahora se ha cumplido casi a rajatabla, que el partido que pierde estrepitosamente las elecciones autonómicas y municipales no gana las generales que se celebran después. Y al contrario: aquél que arrasa en las locales y autonómicas, cuenta con más papeletas que nadie para hacerse con el gobierno de la nación. Que le pregunten si no a Felipe González, que puso su especial pica en Flandes cuando el PSOE se hizo con un importante número de gobiernos municipales antes de las generales de octubre del 82, fecha mítica para el PSOE, en la que un presidente entró en Moncloa con un respaldo tan alto de escaños que nunca más se volvió a repetir esa extraordinaria mayoría absoluta.

Para Rajoy es básico que el PP recupere las plazas que ocupó en el 2010 y que hoy aparecen claramente perdidas. Tiene solo dos meses para convencer a los votantes de entonces que vale la pena seguir apostando por el PP, y es tan poco tiempo que los socialistas se frotan las manos pensando que el PP va a sumar una importante derrota, como la de hace una semana en Andalucía. Pero también son elecciones básicas para Pedro Sánchez, de ellas depende en buena parte que en las primarias de julio sea elegido candidato de su partido a la presidencia del gobierno.


La lista más votada

También en el caso de Sánchez, como en el de Rajoy, Andalucía ha tenido un papel significativo. Susana Díaz ha ganado las elecciones entre otras razones porque el PP, ganador anterior, ha sufrido un bajón considerable; el resultado garantiza a Sánchez que Díaz cumplirá con su responsabilidad de gobernar a los andaluces y no caerá en la tentación de dar el salto nacional y disputarle la candidatura a la Moncloa. Pero si Sánchez, que ha remontado algo desde que dio muestras de autoridad al intervenir en Madrid para desbancar al que parecía intocable Tomás Gómez, debe lograr el 24 de mayo un resultado aceptable y generalizado. De lo contrario aparecerán en escena algunos socialistas que se encuentran agazapados a la espera de ver qué ocurre con Sánchez. Si el PSOE no despega, darán el paso y presentarán también su candidatura a Moncloa, y hasta es posible que la consigan porque un mal resultado el 24-M no inclina a los seguidores del PSOE a apostar por quien no acaba de convertirse en el líder nacional que lleve al partido al lugar de relevancia máxima que ocupó en el pasado.

Rajoy va a tener difícil mantener las más importantes alcaldías andaluzas, porque el problema del PP es que necesita mayorías absolutas. Es la razón de que Juanma Moreno Bonilla haya pedido a Susana Díaz, a cambio de su apoyo en la investidura, que respalde que gobierne el partido de la lista más votada.

Es una vieja idea que han barajado PP y PSOE en distintos momentos, y que Rajoy propuso a Pedro Sánchez el Pasado otoño. Sánchez la rechazó, como otros partidos, no porque no les pareciera correcta sino porque consideraron que el presidente pecaba de oportunismo al intentar aprobar esa reforma electoral a pocos meses de las elecciones municipales y autonómicas, que es donde el PP sale más perjudicado allí donde, con frecuencia, se queda a un escaño de la mayoría absoluta. Sánchez incluso defendió hace tiempo que los dos partidos mayoritarios acudieran a una segunda vuelta … pero no ha querido ni negociarlo cuando le convino a Rajoy, no le parecía el momento adecuado.

Eso significa que, con la aparición de partidos como Podemos y Ciudadanos, las mayorías absolutas serán tarea prácticamente inalcanzable, y el PP quedaría en una peligrosa precariedad en esos comicios de los que tanto depende Mariano Rajoy. Personas tan destacadas de su partido como Esperanza Aguirre, Rita Barberá, Teófila Serrano, Luisa Fernanda Rudí o la propia María Dolores de Cospedal podrían perder los cargos que ahora ocupan.
 

El voto perdido

En Andalucía se ha mantenido el bipartidismo, pero a nadie se le escapa que peligra la hegemonía de PP más PSOE. Podemos no alcanzó el resultado que esperaban en Andalucía aunque fue muy importante, pero pensaban que podrían superar los 20 escaños. Crecen a costa de Izquierda Unida, y del voto de izquierda radical que fue importante en Andalucía en los tiempos de la Transición y que en los últimos años se había quedado en casa. Por tanto, aunque sumen votos, serán sobre todo los de IU, que los perderá, así que no cambiaría excesivamente la representación de parlamentarios y concejales a la izquierda del PSOE.

Cosa distinta es Ciudadanos, que ha tenido un espléndido resultado en Andalucía, ha laminado a UPyD –que no se recuperará porque está rota- y que además del voto que ha ido a UPyD en otras ocasiones ha sumado también votos del PP.

Ciudadanos pivota en torno a Rivera, solo en torno a él, no cuenta con más candidatos sólidos. Pero su fuerza se ha convertido en arrolladora. En círculos políticos y empresariales se comenta que podría estar impulsado por personas que pretenden debilitar al PP en favor del PSOE, pues sin esa ayuda externa -que podría denominarse incluso “operación” al estilo de la que en tiempos protagonizó Roca- no se entiende que disponga de tantos medios para hacer campañas importantes, alquilar locales, abrir sedes y contratar personas para crear partido, que no se hace solo con voluntarios. Se sabrá con el tiempo, pero hoy por hoy es un partido en alza con un dirigente de importante liderazgo nacional. No catalán, nacional, lo que parecen no comprender algunos miembros destacados del PP que han arremetido con escaso tino y mucha imprudencia contra Albert Rivera por ser catalán.

Podría decirse de Podemos que también es Pablo Iglesias y poco más, pero se faltaría a la verdad. Ha tenido la visión de sumar a su partido a diferentes movimientos sociales con dirigentes que contaban con protagonismo local y regional, así que Podemos no se trata de un partido en torno a un profesor de universidad: hay personas con experiencia en sensibilizar la calle, movilizar masas de gente, y presentarse como benefactores de los más desfavorecidos. Gente a la que no importa que Podemos carezca de programa, su financiación sea más que dudosa, sea brazo interesado de un dictadorzuelo autoritario como Nicolás Maduro, o cuenta con sonados casos de corrupción entre algunos de sus más importantes dirigentes. Iglesias levanta pasiones políticas y a sus votantes no les importa su curriculum ni su trayectoria actual, cada vez más próxima a lo que él llama “casta”.

¿Podrán PP y PSOE recuperar el voto perdido? Es la gran pregunta. Un conocido sociólogo explicaba que la gente deja de votar a su partido de siempre por dos razones: desafección o desmoralización. Los desafectos es difícil que vuelvan; los desmoralizados, se puede conseguir.

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