Opinión

El PP, en los laureles

Del debate a siete que se celebró en La Sexta todo el mundo saca punta, lo analiza del derecho y del revés, comentan la fuerza de Arrimadas, los problemas de  voz de un Iceta que se volcó en presentar las líneas más importantes de su programa,   la incomprensible ausencia de Marta Rovira que solo se entiende como el reconocimiento de ERC de que se han equivocado de candidata, y qué les parecieron los otros  representantes del independentismo y de En Comú, que no se sabe bien en qué está. 

Albiol, como si no existiese. O casi como si no existiese, a pesar de que es el candidato del partido que gobierna, el PP, que además no le ha dejado solo en la campaña. Rajoy ha participado en más mítines de los previstos  y hasta Núñez Feijóo, valor importante del partido, no dudó en trasladarse  a Cataluña para pedir el voto para Albiol.

Visto lo que se vio en ese debate, y en la campaña, y en la precampaña, y en los meses anteriores a la precampaña, da la sensación de que el PP se ha dormido en los laureles respecto a Cataluña. El PP, no el gobierno. Rajoy ha hecho los deberes como presidente, ha dado todo el hilo posible a los independentistas para que se mantuvieran dentro de la ley y cuando vio que era imposible y no podía seguir dándoles más oportunidades,  llamó a Sánchez y Rivera y puso en marcha el 155. En cuanto fue aprobado,   cese del gobierno catalán y convocatoria inmediata de elecciones.

Esa energía propia de un buen político no se ve en cambio en el Rajoy presidente del PP. Hace tiempo que al partido se le ve falto de pegada, con dirigentes mediocres en la mayoría de las comunidades autonómicas. Lo que augura resultados penosos cuando lleguen las municipales y autonómicas. Cualquiera que conozca el partido por dentro advierte que no funciona el dúo Cospedal- Maíllo, como se presumía que podía ocurrir; y tampoco hay confianza de Cospedal hacia Arenas, y eso que el andaluz es uno de los que más sabe de estrategia política. No todos los vicesecretarios pitan como debían y nadie se ha atrevido a decir lo que cualquier asesor debería haber apuntado: Albiol está cargado de méritos, pero no era el candidato adecuado para la complicada situación actual. Y el PP puede sufrir un revés estrepitoso en unas elecciones en las que se juega el futuro de España.

Ese previsible revés solo tendría  una lectura  positiva: que Rajoy comprenda que la marca se viene abajo si los candidatos no son los adecuados y toma medidas antes de que llegue la primavera del 2019. Con los que hoy se dan como  seguras cabeza de cartel, la debacle del PP está asegurada, porque ya hay recambio en el centro derecha. Un partido menos sólido que el PP, pero con candidatos que provocan entusiasmo. 

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