Opinión

El PP, en posición de combate

Un miembro del PSOE comentaba días atrás ante una nueva arremetida parlamentaria de Ciudadanos al Gobierno: “Rajoy tiene con Ciudadanos el mismo problema que tuvimos nosotros con Podemos” y cuando se le pedían más explicaciones desgranó la lista de lo que él llamaba “engaños” del líder de Podemos a Pedro Sánchez,  encabezada por la escena en la que mientras Sánchez se dirigía a Zarzuela en la ronda de audiencias previas a presentar un candidato a la investidura, Iglesias presentaba a los hombres y mujeres que formarían gobierno con los socialistas.

Rivera no ha presentado nunca una lista de candidatos para una coalición de  gobierno de Ciudadanos con el PP porque no tiene la menor intención de formarla,  pero sí ha firmado un acuerdo de investidura que, según confesión de un destacado dirigente del PP,  “se ha convertido en un arma arrojadiza contra nosotros que Rivera utiliza para intentar pescar en aguas de nuestro partido. No hay día en el que no presente una nueva exigencia y esgrima el pacto de investidura, hasta que un día nos hartemos y empecemos a explicar cómo se gestó ese pacto, la cantidad de veces que Rivera desautorizó a sus negociadores que trabajaban hasta las tantas en Madrid mientras él estaba de vacaciones, y cómo varios de los puntos estaban supeditados a condiciones que no se han dado. Pero desde las elecciones catalanas está tan crecido que actúa como si de él dependiera el futuro de España, cuando ni ha sabido lidiar con el éxito de Cataluña, hasta el punto de que parece que las elecciones las ha ganado Puigdemont, ni apoyó el 155 hasta el último momento, aunque aparece como el que más ha trabajado contra el independentismo”.

A MEDIDA DE  PODEMOS

Es muy evidente que en el PP están hartos de Ciudadanos, y no porque teman su crecimiento hasta el punto del sorpasso al PP,  que están seguros de que no se va a producir,  sino que dicen que  no pueden más de dobles raseros, de acusarles permanentemente de ser un partido corrupto y de poner condiciones a cada uno de los apoyos. 

Apoyos que ya no existen, porque el que más importaba,  el que permitiría aprobar los Presupuestos,  Ciudadanos lo ha echado atrás porque exige la dimisión de una senadora imputada. Y, repiten por enésima vez en el PP, la senadora Pilar Barreiro hasta ahora ha sido absuelta en distintas instancias y además, que es lo que más les indigna, Ciudadanos mantiene en Extremadura a su única parlamentaria, que está imputada.

Rajoy y la dirección del PP han decidido pasar al ataque, y en el PSOE se advierte la satisfacción por esa decisión, porque también ellos sufren las consecuencias de las políticas de Ciudadanos. La última, la propuesta de cambiar la Ley Electoral para que los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE, pierdan escaños. “Tienen tan poca  experiencia política –cuenta un socialista- que ni siquiera han analizado las consecuencias de su propuesta, en la que si se aplica el partido que saldría mejor parado sería Podemos, no Ciudadanos”. Empieza el PSOE a sufrir  las exigencias de Ciudadanos cuando les ha prestado su apoyo, sobre todo en Andalucía.  Por tanto, el PP no va a encontrar muchas críticas entre los socialistas en la nueva actitud  que van a emprender respecto a Ciudadanos, o que han emprendido ya:  dejar de lado los paños calientes y empezar a denunciar lo que consideran hipocresía y oportunismo para cambiar de criterio en el último momento cuando consideran que mantener la posición anterior les puede hacer perder el favor de sus votantes.

HURGAR EN LA FINANCIACIÓN 

El ataque se ha iniciado por donde más puede doler a Ciudadanos, que se presenta como ejemplo de honradez y según el PP tiene flancos que necesitan revisión. El Tribunal de Cuentas ha rechazado varios capítulos de las presentadas por Ciudadanos, y aunque el partido ha respondido que no se trata de nada ilegal sino de “disparidad de criterio”, el PP ha convocado a varios ex militantes de Ciudadanos, y a un periodista,  a la comisión sobre financiación creada en el Senado como respuesta a la del Congreso. La del Senado solo  cuenta con miembros del PP, pues ha sido boicoteada  por los restantes partidos. Los comparecientes han denunciado posibles irregularidades, entre ellas la compra de puestos en las listas electorales de Ciudadanos, información que el PP ha distribuido en lo que ya se puede considerar una guerra sin cuartel contra el partido que hasta  ahora se presentaba como socio. Las presuntas irregularidades económicas y financieras de Ciudadanos, ilegalidades según el PP,  hasta ahora son de escasa relevancia si se comparan con los escándalos protagonizados por dirigentes de los dos grandes partidos nacionales, pero sirven al PP para desbaratar la imagen de un Ciudadanos impecable desde el punto de vista de sus dineros. 

Esto no ha hecho más que empezar, el PP está hurgando en la financiación  de Ciudadanos, motivo de todo tipo de especulaciones. Pero no solo las cuestiones económicas estarán en la palestra,  y el PP no va a estar solo en esa tarea porque también en el PSOE estan molestos  por la actitud de Ciudadanos, que consideran que se coloca medallas que no le corresponden o que se pone de perfil cuando hay que tomar decisiones arriesgadas y espera hasta el último minuto para anunciar su decisión, que supedita siempre al clima que se respira en el momento de votar. 
El último ejemplo ha sido el relacionado con la derogación de la pena de prisión permanente revisable. El PNV presentó una proposición no de ley para derogar la prisión permanente revisable aprobada por el PP en la anterior legislativa, y la iniciativa vasca -en tramitación- contaba inicialmente con el apoyo de los partidos de izquierda, incluido el PSOE, y la abstención de Ciudadanos. Sin embargo, a medida que se produjeron críticas a la actitud de Ciudadanos desde personas cercanas al partido, y sobre todo a raíz de la detención del asesino de Diana Quer y la recogida de firmas de padres de víctimas conocidas –dos millones en apenas tres días- Ciudadanos cambió de actitud. 

Asegura su portavoz nacional Inés Arrimadas que no ha cambiado, que ellos siempre pusieron la decisión en manos del Tribunal Constitucional y que exigían la supresión de beneficios penitenciarios en determinadas circunstancias; pero cualquier que siga la vida parlamentaria conoce perfectamente cuál era y cuál es la posición de Ciudadanos respecto a esa iniciativa que, a instancias del PSOE –que también ha reflexionado sobre su actitud- se ha retrasado ya "sine die".

A Rajoy se le acusa de ser un dirigente político al que no le gusta tomar decisiones drásticas y que no resuelve problemas porque prefiere esperar que se resuelvan solos.  Sin embargo, esa actitud ha cambiado respecto a Ciudadanos, no se sabe si es porque le inquieta la evidente fuga de votos, porque le irritan profundamente sus cambios de actitud, o sus exigencias,  o  que se apunte éxitos que no les corresponden o porque le indignan las acusaciones sistemáticas y generalizadas de que PP y Rajoy son el paradigma de la corrupción.  
Cualquiera de esas razones podría ser suficiente para arremeter contra Ciudadanos y Rivera pero, todas juntas, han provocado que el PP  desentierre el hacha de guerra.

Te puede interesar