Opinión

Estamos rodeados

Más allá de los problemas internos, muy graves, es obligado estar atentos a lo que ocurre muy cerca de nuestras fronteras. 

La guerra entre Rusia y Ucrania está afectando profundamente a la economía, más allá de la preocupación de que se incremente la escalada y alguien tenga la tentación de tirar de armamento nuclear. Ahora el foco se encuentra en Israel, que ha sufrido un brutal ataque de Hamas.

Ataque de Estado terrorista, considerado así internacionalmente, y es previsible que Israel responda de manera más desproporcionada de lo que ha hecho nunca, porque hay centenares de víctimas mortales, porque han sido secuestradas personas civiles entre ellos mujeres y niños para utilizarlos como escudos humanos, y porque además el Gobierno de Netanyahu, que ha sufrido una importante humillación ya que ni su Ejército ni el Mossad, considerado uno de los más importantes servicios de información del mundo, detectaron lo que preparaba Israel. Auspiciado por Irán, lo que no se puede dejar de lado. 

La guerra entre Israel y Hamas puede tener consecuencias que no solo afectan al Este del continente asiático, sino que Europa y el Mediterráneo quedarán afectados. Más la Europa que sufre directamente la contienda ucraniana.

La izquierda española ha quedado retratada. Pedro Sánchez, en un mitin en Granada, hizo un alegato contra la guerra y un llamamiento “a la convivencia entre pueblos y religiones”. Alguien debió apuntarle que Hamas no se podía englobar como parte del pueblo palestino víctima del expansionismo de Israel, sino que siendo palestina, Hamas es una organización terrorista financiada y amparado por Irán. Con pésimas relaciones con la Autoridad Nacional Palestina, precisamente por su carácter terrorista. Tras el mitin y el probable apunte al oído, Sánchez acudió a X para condenar “el ataque terrorista contra Israel”. Menos mal que alguien le explicó cómo son las cosas en Oriente Medio y en la franja de Gaza.

Peor fue la reacción de Sumar y su cúmulo de partidos, porque ni siquiera se tomaron la molestia, como Sánchez, de informarse sobre Hamas. Yolanda Díaz pidió “Poner fin a la ocupación del pueblo palestino para que pueda vivir con dignidad”. Allí, en esa zona, distinguen muy bien entre Hamas y “el pueblo palestino”, cuyas autoridades tienen su sede en Cisjordania, tierra efectivamente ocupada por Israel tras las guerras de los Seis Días y la del Yom Kippur. Pablo Iglesias ha expresado su solidaridad con el pueblo palestino que “sufre la ocupación, la violencia colonial y el apartheid de parte de Israel”. Bien, pero podría haber añadido que miles de israelíes han sufrido un ataque brutal de una organización terrorista. Palestina, sí, pero por encima de todo terrorista como así dicen sus propios hermanos de religión y de sufrimiento por la ocupación israelí.

Está visto que los líderes de la izquierda están poco interesados en conocer qué pasa en el mundo. Excepto en Latinoamérica. Abrazan a sus dictadores con entusiasmo, como si les fuera la vida en ello.

Te puede interesar