Opinión

Un golpe de autoridad

Pedro Sánchez ha dado su primer golpe de autoridad, aunque Tomás Gómez prefiere considerarlo un golpe que demuestra su debilidad, porque según el hasta hoy secretario general de los socialistas madrileños, su cese es un gesto con el que Sánchez pretende mostrarse fuerte ante un partido que se encuentra desunido y decepcionado por sus políticas de aproximación a la derecha. Es lo que tiene la política: en cuanto tomas una decisión controvertida, los afectados sacan a la luz las miserias, aunque se trate de afectados que hasta poco enarbolaban la bandera de fidelidad a Sánchez cuando otros se cuestionaban su trabajo como secretario general de la formación.

No es ningún secreto que Sánchez no atraviesa su mejor momento, que ha decepcionado a parte de su electorado y que gente destacada del Psoe admite abiertamente que esperaban más de él y se quejan de su afán de protagonismo y de la escasa preparación de su equipo. Y tampoco es ningún secreto que el pacto al que ha llegado con el gobierno para luchar conjuntamente contra el terrorismo islamista ha creado alguna polémica interna.

Pero ese golpe de autoridad contra Tomás Gómez lo exigían muchos socialistas hace tiempo y por múltiples razones: Gómez no era capaz de ganar elecciones aunque sí de mantenerse en el poder del PSM, que controlaba con firmeza, y su papel como alcalde de Parla dejaba mucho que desear, con un asunto que rozaba la corrupción o podía rozarla: un tranvía cuya obra se pasó largamente de presupuesto y en la que la Udef advirtió importantes irregularidades.

Si Sánchez expulsó de forma drástica a un socialista de la trayectoria de Virgilio Zapatero por haber utilizado las tarjetas black de Cajamadrid, sin escuchar siquiera sus explicaciones, no se podía entender que mantuviera a un Tomás Gómez sobre el que aparecían noticias preocupantes desde hacía meses.

Gómez anuncia actuaciones judiciales y clama por su honradez, además de arremeter contra Pedro Sánchez con palabras amenazantes. Se comprende su indignación porque se acaba su carrera política, pero hay un hecho que debería hacerle reflexionar: los barones de otras regiones a los que Sánchez comunicó lo que quería hacer le apoyaron abiertamente, y para los periodistas ha sido fácil encontrar miembros destacados del PSM que expresaban su satisfacción por la defenestración de su hasta ahora secretario general. Ni les convencían sus explicaciones sobre su gestión en Parla, ni les gustaba que acumulara fracasos electorales y además las encuestas tampoco dieran muchas esperanzas a mejorar resultados en el próximo mes de mayo.

Pedro Sánchez ha enseñado las uñas. Cuidado con los políticos que parecen “tragar” con todo, porque cuando se colma el vaso de lo que está dispuesto a aguantar, corta por lo sano. Y si bien es cierto que aparentemente pasaba de muchos asuntos de tipo interno, en las cuestiones relacionadas con presunta corrupción no pasa ni una. Ni una.

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