Opinión

Más guerra en Oriente Medio

Irán ha atacado a Israel la madrugada del sábado con una lluvia de misiles y drones que han sido neutralizados por los mecanismos israelíes de defensa aérea. 

Biden telefoneó a Netanyahu nada más tener noticia de la agresión y le pidió que fueran prudente con la respuesta militar; también convocó a su equipo de Seguridad Nacional, para seguir minuto a minuto la situación. Netanyahu pedía una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU y Biden quería un encuentro del G-7 para analizar los hechos y sus consecuencias. 

Pedro Sánchez se encuentra dedicado a una gira internacional para explicar a sus colegas europeos su idea de impulsar la creación de dos Estados, uno israelí y otro palestino, como la solución idónea para alcanzar la paz. 

El presidente español no está teniendo excesivo éxito hasta ahora. Encuentra apoyos para que se trabaje en la creación de dos Estados, pero ninguno de los jefes de gobierno con los que se ha reunido creen que se dan actualmente las condiciones necesarias. Se trata de una idea que siempre ha estado sobre la mesa, incluso en España, incluso en el PP… pero habría que definir en primer lugar en torno a qué palestinos se construiría un Estado. Porque Hamás está totalmente enfrentado a Al Fatah -creado por Arafat- y con la Autoridad Nacional Palestina, que entre otros grupos engloba a El Fatah. El odio de gran parte de los palestinos hacia Hamás es casi tan visceral como el de Israel, y hoy por hoy es impensable definir qué población, qué dirigentes y qué fronteras definirían ese Estado Palestino. 

Sánchez no oculta su animadversión hacia Israel, de ahí que sea difícil que pueda presentarse como promotor de un proyecto de paz. Proyecto que hoy por hoy no es posible mientras no haya unidad entre los palestinos; además, en ningún caso Sánchez sería aceptado como negociador o promotor de un acuerdo. De hecho, ha sido muy criticado el comunicado que hizo público al conocer el ataque de Irán a Israel: ni una palabra de condena, como hicieron la práctica totalidad de dirigentes internacionales. Tardó ocho horas en emitir un nuevo comunicado con su condena.

Le falta a Pedro Sánchez prudencia y conocimiento real de la situación, y le sobra su nula sensibilidad y comprensión hacia la causa israelí y su eterno problema de inseguridad. Que sin embargo conocen bien otros jefes de gobierno, sin tener en cuenta la ideología de quien sea primer ministro de Israel. Sánchez haría bien en ocuparse de los problemas actuales de España en lugar de realizar una gira de tan poco sentido cuando dentro de cinco días se celebran una elecciones en el País Vasco de máxima relevancia. 

Lo que toca en estos días convulsos, y muy preocupantes, es tomar decisiones con otros gobernantes para impedir una guerra indeseable que podría alcanzarnos si no se actúa con una mínima cordura. Una guerra que podría ir más allá del escenario asiático.

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