Opinión

Podemos crea tensiones entre periodistas

Todo empezó hace unas semanas cuando un grupo de periodistas que tienen la responsabilidad de seguir el día a día de Podemos, pidieron cita a la dirección de la Asociación de Periodistas Parlamentarios, ya que su trabajo se desarrolla en gran parte en el Congreso de los Diputados.

Explicaron su situación, que consideraban insoportable, con amenazas personales y a través de las redes sociales, intentos de desacreditarles y de humillarles profesional y personalmente; campañas conminatorias, presiones y descalificaciones públicas que hacían mella en su propia estabilidad emocional, en su prestigio e incluso en su permanencia en su puesto de trabajo, con acusaciones de que no cumplían rigurosamente con su trabajo, eran tendenciosos y faltaban a la verdad.

Ese encuentro, que desencadenó toda una serie de declaraciones, comunicados, réplicas y contrarréplicas, más que dañar la imagen de Podemos ha provocado unas tensiones entre periodistas que probablemente estén aplaudiendo en la dirección de Podemos que, una vez más ha demostrado su capacidad de aplicar que la mejor defensa es un buen ataque.

La dirección de la Asociación de Periodistas Parlamentarios, tras escuchar a los profesionales que le trasladaban sus problemas, decidió acudir a la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), colegio profesional que además cuenta con un gabinete jurídico de asesoramiento. Los periodistas afectados se entrevistaron con Victoria Prego y otros miembros de su equipo de la APM, a los que expusieron detalladamente su situación y entregaron una carpeta con los datos que les habían llevado a pedir amparo.

La publicación del comunicado desencadenó una situación en el mundo del periodismo como no se vivía desde los tiempos de la guerra por las frecuencias de las televisiones digitales, que terminó con los directivos de las grandes empresas del sector pactando todo lo que les interesaba, pero con enfrentamientos entre redactores de los diferentes medios, lo que en ocasiones llevó a rupturas de amistades.

Podemos no se quedó de brazos cruzados. Nunca lo hace, y aprovechó como solo ellos saben hacerlo la oportunidad de agredir aún más a los que ya se sentían agredidos y, además, utilizando toda la artillería contra Victoria Prego, una de las periodistas de más prestigio y de la que pusieron en duda su integridad profesional en sus trabajos sobre la Transición. Una reacción que daba la razón a quienes acusaban a Podemos de todo lo anterior.

LA MEJOR DEFENSA, EL ATAQUE

Pablo Iglesias, en una comparecencia en la que hizo gala del victimismo frecuentemente utilizado por quienes tratan de defenderse de acusaciones que no les favorecen, además de negar los hechos intentó presentar a los periodistas como profesionales que defendían intereses espúrios, instrumentalizados por no se sabe quién para actuar como arietes contra Podemos, y pidió que mostrasen las pruebas acusatorias y las llevaran ante la Justicia.

Ninguno de los periodistas respondió a sus diatribas, ni tampoco Prego. Entre otras razones porque al menos en Madrid son de sobra conocidos los métodos intimidatorios de Podemos contra los periodistas críticos y se conocen también sus iniciativas contra los periodistas que han presentado su queja, no solo porque están recogidas en las redes sociales sino también porque parte de las descalificaciones se han producido en ruedas de prensa o actos públicos. Por otra parte son de sobra conocidas las “brigadas moradas”, como llama Irene Montero a los simpatizantes muy activos de Podemos, parte fundamental del partido para hacer llegar a sus seguidores, en cuestión de minutos, las críticas a quienes critican , así como las partes más destacadas de las intervenciones parlamentarias de Pablo Iglesias o sus entrevistas en distintos medios de comunicación. Podemos cuenta con una infraestructura en redes sociales superior a la de cualquier otro partido. Es su principal fuerza.

Una de sus “víctimas” fue Mariela Rubio, la periodista de la Cadena SER que destapó el escándalo de Ramón Espinar, el dirigente madrileño y senador que protagonizó una operación inmobiliaria especulativa que cuando era estudiante sin ingresos compró una vivienda social a la que no tenía derecho. Rubio sufrió toda clase de acusaciones por parte de Espinar, con el que mantuvo un durísimo debate en el que el dirigente de Podemos se negaba a responderle. Por otra parte Irene Montero ha repetido en varias ocasiones que existe una “máquina de fango” contra Podemos, y la lista de palabras de desprecio y descalificaciones de Juan Carlos Monedero a periodistas que trataban de preguntarle sobre sus finanzas es inacabable. Por mencionar solo a algunos de los dirigentes de Podemos con los que los periodistas de Madrid se han encontrado.

¿DELITOS SEGÚN LA LEY?

En una conferencia que daba Iglesias en la Complutense, mirando hacia un reportero dijo: "Tengo que evitar que Álvaro Carvajal, que tiene aspecto de epistemólogo pero es un periodista de El Mundo', me saque el titular "Vamos a hacer que España se masturbe". Los tuits calificando sus crónicas como “vomitivas”, que ejercía “terrorismo periodístico” o “si queréis guerra la tendremos”, fueron múltiples. Sin duda obedecían a una acción perfectamente sincronizada.

Las amenazas y presiones existen. Están negro sobre blanco en la carpeta que tiene la APP y la APM. ¿Se trata de pruebas que pueden determinar que hubo delito? Es difícil determinar si lo son y además hay factores subjetivos. Es la razón de que los agredidos acudieran a sus asociaciones profesionales, no a los tribunales. Pero, en cualquier caso, esa carpeta recoge pruebas de que ciertos dirigentes políticos tratan a los informadores críticos con desprecio. Sin embargo esos dirigentes, en lugar de reflexionar, insisten en su línea de agresividad. Y además cuentan con la comprensión de algunos periodistas que siempre encuentran excusas para disculparlos.

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