Opinión

Puigdemont ¿Héroe o villano?

Marta Pascal ha sido defenestrada como coordinadora general del PDeCAT. No tendría que ser noticia,  porque choques, rupturas y defenestraciones son moneda corriente en los partidos, dentro y fuera de España.

Pero la forma en la que ha saltado la dirigente independentista da para un guión televisivo o cinematográfico,   que empezaría por su distanciamiento con Puigdemont por discrepancias sobre cómo dirigir el PDeCAT, continuaría con el cabreo monumental del ex presidente porque Pascal no obedeció la orden de Puigdemont de no apoyar la moción de investidura contra Rajoy –le interesaba mantener la tensión con el gobierno central para potenciar el victimismo- y llegó a su culmen cuando Puigdemont anunció que se disponía a crear un nuevo partido, Crida Nacional, republicano e independentista, que englobaría a la parte del PDeCAT que le era fiel hasta el paroxismo, más todos aquellos grupúsculos que desearan apretar aún más las tuercas a los constitucionalistas.

El último capítulo se ha escrito este fin de semana, con la celebración del congreso del PDeCAT en el que Puigdemont apareció como líder indiscutible. Más que nada porque los que le discuten se han quedado fuera de juego. Quien mandará a partir de ahora es un personaje que  lleva semanas haciendo de mensajero de Puigdemont,  Albert Batet, alcalde de Valls y portavoz parlamentario de Junts pel Sí.

Es el que transmite las órdenes, que no consignas, de Puigdemont, y el sábado fue el encargado de trasladárselas a Marta Pascal, que se ha ido porque sabe que es imposible plantar cara al fugado que tanto mal ha hecho al independentismo. Aunque la mayor parte de los independentistas todavía le consideran héroe, cuando no es más que el villano de una contienda que, si no fuera por él, quizá podría haberse encauzado. 

De momento se ha producido ya la ruptura de Puigdemont con ERC.  Sus más importantes colaboradores de cuando era presidente de la Generalitat, que llevan tiempo encarcelados, han tenido tiempo de reflexionar sobre la forma en la que Puigdemont gestiona el independentismo a conveniencia, y aunque no han cambiado de objetivo político, conseguir una república catalana independiente, al menos sí se han dado cuenta de que cualquier proyecto, con Puigdemont dentro, está  condenado al fracaso. Su yo mi me conmigo, además de irritante,  ha desacreditado a su partido. Que no al independentismo, que desgraciadamente se mantiene sólido; pero ya no son el PDeCAT y el Junts pel Sí de Puigdemont los principales abanderados, sino Esquerra Republicana de Catalunya, ex socios de Puigdemont y hoy adversarios.

Pedro Sánchez y Mertitxell Batet están convencidos de que tienen la varita mágica  que encontrará la  manera  de que el diálogo con Torra conduzca a una salida satisfactoria para todos. Habrá que verlo. Si Quim Torra sigue las órdenes de Puigdemont, es difícil el acercamiento de posturas de los socialistas con los independentistas. Pero si no las sigue, le cortarán la cabeza. Como ha ocurrido con Marta Pascal.

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