Opinión

Serrat

Serrat, por primera vez en su vida, se ha enfrentado a un espectador que le ha recriminado a gritos en un concierto que cantara en castellano. El cantautor no se amilanó ante el agresor verbal, pidió silencio a la orquesta, interrumpió el concierto y se enfrentó con firmeza al espectador: “Sé perfectamente que estoy en Barcelona, seguramente lo sepa antes que usted. Y desde antes que usted estoy trabajando por esta ciudad”.

Serrat se jugó la carrera durante el franquismo por empeñarse en cantar en catalán algunos de sus éxitos, no tuvo nunca complejo en componer en castellano y en catalán, lo que comprendieron perfectamente los nacionalistas catalanes y también los castellano-hablantes, que tuvieron en Serrat a una de sus figuras más admiradas, más queridas. Solo algunos recalcitrantes del franquismo, los que ocupaban cargos de poder, le pusieron la proa. Joan Manuel les plantó cara y se mantuvo en su línea, en su coherencia, lo que le provocó graves problemas profesionales y serios disgustos personales. 

Es un hombre, un cantante, un autor, de trayectoria que provoca, además de admiración, un profundo respeto. Sin embargo ha cometido un pecado para los independentistas: no milita en sus filas aunque es indiscutible y sinceramente catalán. Además se ha proclamado contrario al referéndum ilegal, se negó a que “Mediterráneo” se convirtiera en una canción símbolo para los independentistas – lo es “L´Estaca” de LLuis Llach, premiado con la inclusión en una lista que le convirtió en parlamentario autonómico- y lleva su catalanidad con la misma sinceridad con que la llevó en tiempos pasados. Sabiendo que, hoy, no declararse independentista en Cataluña supone más riesgo profesional y personal que declararse catalanista en tiempos de Franco. Así se escribe la historia.

El espectador fanatizado que increpó a Serrat, en lugar de acudir a un concierto con unas dosis de furor mal controlado y de una pésima educación, ha demostrado una incultura que, para desgracia suya, con el transcurso del tiempo verá que es una pesada mochila con la que no le va a ser fácil ganarse la vida fuera de su pequeño territorio. Es uno de los problemas con los que se enfrentan los independentistas de libro, que solo han leído los libros de texto manipulados, y así les va. No sabía el increpador que se encontraba ante una de las grandes figuras de Cataluña, que ha llevado el nombre de Cataluña mucho más allá que Pujol y, por supuesto, que Puigdemont. Es un hombre que suma títulos honoris causa de las más importantes universidades latinoamericanas, que ha cantado en catalán en los escenarios más famosos del mundo, que acumula premios de países que no suelen premiar a extranjeros pero se rinden ante el arte y la bonhomía de Serrat. 

Por cierto ¿para cuándo el Nacional de las Artes o el Princesa de Asturias? Pocos lo merecen más que él. Por su trayectoria y por su valentía siempre. Ahora, frente a los independentistas.

Te puede interesar