Opinión

VISTALEGRE, FUERA DEL MAPA ELECTORAL

Desde Moncloa, desde el círculo más cercano al presidente, el miércoles respondían con tono sereno, de saberlo todo, a los periodistas que preguntaban qué había ocurrido con el mitin de la plaza de toros cubierta de Vistalegre, por qué se había cancelado, quién había tomado la decisión y por qué, qué pensaba Zapatero de esa cancelación.


Los colaboradores, serenamente, indicaban que no había motivo para preocuparse, o para hacer interpretaciones en clave de sucesión. El propio Zapatero, explicaban, lo había acordado con José Blanco, su brazo derecho, número dos del partido, vicesecretario general y responsable del comité electoral y de la campaña de las municipales y autonómicas del 22 de mayo.


Mientras desde Moncloa se daba esa explicación, en el Congreso de los Diputados Blanco ofrecía una versión muy distinta: él había tomado la decisión, él marcaba la estrategia electoral, en su estrategia tenía sentido esa cancelación como entendería de inmediato el que conociera la estrategia y, por supuesto, ni estaba dispuesto a dar a conocer esa estrategia ni a tomar decisiones en función de lo que indicaran los periodistas.


Evidentemente, algo no encajaba, Moncloa colocaba la iniciativa en Zapatero y Blanco se hacía responsable de la decisión. El propio ministro, cuando esta periodista le advertía sobre las diferencias de las dos versiones, fue muy explícito al insistir en asumir, para bien o para mal, la responsabilidad de la cancelación: 'José Luis ?los suyos se refieren a él como José Luis, pocas veces le llaman presidente- se enteró de la decisión por los medios de comunicación. El Comité Electoral se reunió el lunes y les trasladé mi decisión, no tenía sentido iniciar la campaña con un acto de ámbito nacional como el de Vistalegre, porque debemos insistir en una campaña regional y municipal. Intenté hablar con él para explicárselo, pero no fue posible. Y se enteró por los medios, pero es una decisión que comparte plenamente'.


La comparte, pero la cancelación ha abierto aún más la caja de los truenos que lleva tronando desde antes de Navidades, cuando algunos dirigentes regionales se han quitado la careta de la hipocresía para declarar pedir abiertamente que Zapatero despeje cuanto antes las dudas sobre su futuro. La cancelación del acto coincide además con un hecho que ha provocado preocupación en el partido, la baja médica de Rubalcaba por unos días, y coincide con una aparente disposición del presidente a seguir adelante en su puesto, o al menos así lo perciben algunos 'zapaterólogos' que creen que Zapatero ha cambiado de idea en los últimos tiempos respecto a su candidatura. Pista fiable no hay ninguna, sólo percepciones.


Lo que hay es nervios, en la mayoría de los casos indisimulados. El que se encuentra aparentemente más tranquilo es Blanco, que no transmite ninguna señal que permita pensar que está al tanto del secreto, pero tampoco transmite que lo esté. 'No voy a contestar ninguna pregunta sobre ese asunto. Ninguna. No puedo hacerlo porque en algún momento faltaría a la verdad'. ¿Respecto a qué? ¿A que sabe algo, a que no lo sabe, a que ha hablado con Zapatero sobre cuál debe ser el momento en el que anuncie su decisión?


La mayoría de los candidatos regionales, e incluso algún alcalde de renombre que aspira a la reelección, no ocultan su incomodidad por el secretismo, creen que Zapatero haría un favor al partido despejando cuanto antes la incógnita. No solo por conocer el terreno que se pisa en una campaña electoral que se adivina tensa y complicada, sino por detener de una vez por todas las especulaciones y rumores que siempre hacen daño a un partido, sobre todo cuando se refieren a su máximo dirigente y además coinciden con periodo electoral.


Hace apenas un mes, pocos dudaban en el PSOE de que Zapatero, llegado el momento que creyera oportuno, anunciaría que no se presentaba candidato y se abriría el proceso de elección de sucesor, que con toda probabilidad sería el hoy vicepresidente primero. Ahora han aparecido dudas al analizar el comportamiento del presidente, y ciertas claves que aparentemente quiere transmitir; pero además se advierten en Zapatero algunos gestos provocadores, como si le divirtiera el debate, la polémica. Por ejemplo, apartar a Rubalcaba del primer plano después de haberle hecho aparecer durante varias semanas como si fuera el auténtico presidente de Gobierno; y otro ejemplo, las reuniones con José Bono en el Congreso de los Diputados haciendo alarde de esas reuniones, lo que evidentemente ha disparado las luces de alarma en el círculo que creía seguro que Rubalcaba sería el sucesor. Al dejar de ser seguro, ha aparecido otra persona en escena, Carme Chacón. En honor a la verdad hay que decir que la ministra de Defensa no ha movido un dedo para presentarse como candidata, pero en los mentideros de la villa y corte son perfectamente perceptibles los movimientos de su marido, Miguel Barroso, ex secretario de Estado de Comunicación y con una excelente sintonía personal con Zapatero. Desde los medios de comunicación en los que participa directa o indirectamente ?los de Jaume Roures, la Sexta, diario Público-, se potencia claramente la figura de Chacón. Con ese panorama, a Blanco no le puede sorprender que su decisión de cancelar un mitin organizado para mayor honor y gloria de Rodríguez Zapatero, haya hecho saltar todas las alarmas. n

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