Opinión

Nueva galería de personajes

20190110183754711_result
photo_camera El gran Cepo. Archivo personal de Carlos Vello.

La galería de personajes “originales” de nuestra Auria es una de las más solicitadas de mi archivo. Amigos como Emilio o do Toxo, más conocido por Capitán Bombilla; el bueno de Pepiño, o el egregio Paxaro, ya han protagonizado estas páginas, y hoy se van a sumar a ella otro grupito de personajes. Ya os adelanto que lo primordial es mostraros las fotografías porque los datos que manejo son muy escasos. Me gustaría contar con vuestra ayuda para completarlos (mi email lo tenéis a vuestra disposición: [email protected]). 

El primero, para que se reúna con su “amigo” O Paxaro (existía entre ellos una tensa relación, y lo mismo los veías compartiendo mesa y mantel que peleándose verbalmente, llegando incluso a las manos), va a ser el gran Cepo, “filósofo” y pintor, al que muchos recordamos en sus cenas de verano a la puerta de su casa (Lepanto, esquina plaza del Hierro “Orchapan”). La misma mesa en la que daba buena cuenta de las viandas y el Coes servía de mesa de trabajo para desarrollar su arte. Él se confesaba poseedor de una vena artística que manifestaba con la pintura, tenía un estilo muy personal y sus obras requerían siempre una segunda mirada. Llamaba la atención su habilidad para utilizar cualquier técnica, lo mismo un bolígrafo Bic que unas pinturas Alpino, aunque su especialidad era la acuarela diluida. 

Muchas son las lagunas que tengo de este personaje, hay quien le atribuye de profesión pintor de brocha gorda y quien lo titula como profesor de matemáticas. No seré yo quien sin pruebas se incline en uno u otro sentido: así como los vascos “nacen donde quieren”, los ourensanos “somos lo que nos da la gana”. Por desconocer, incluso hay dudas sobre su nombre, muchos han sido los que me han dicho que era Antonio, pero garantías ninguna. En lo que sí coinciden muchos de mis informantes es que su limpieza era algo que le preocupaba mucho, como demuestra el hecho de que en varias ocasiones se le viera nadando en la fuente de la plaza del Hierro, no sé yo si sería por los calores o por la higiene, o quizás por los vapores del Coes. Sea como fuera, así era O Cepo.

20190110183754820_resultHoy acompañan a este caballero dos ilustres compañeros, de los que encarecidamente os pido información: Laylan “el Chulito” y Carracuca. De estos y otros muchos seguramente los amigos del Bar Orellas podrían darnos razón.

Carracuca era un habitual de los vinos, le faltaba un ojo y quienes le conocían dicen que fue durante la guerra cuando sufrió la pérdida. Parece ser que el tema militar era una de sus pasiones y su carácter fuerte (aunque me aseguran que no agresivo) lo convertía en temible para los niños. Hay quien asegura que conservaba el uniforme de caballero legionario y que cuando lo lucía imponía respeto.

Quizás en contraposición, he decidido que nos acompañe hoy la imagen de uno de los más “blanditos” de estos personajes, "el Chulito". Era un buen chico, lo mismo se ponía de músico callejero en una esquina, que le hacia el relevo al gran Paco Madrid vendiendo las rifas del R-8 en la Alameda. Se le veía por Doctor Fleming haciendo los recados de los autocares, pero tan pronto como podía, desaparecía. 

Esto es todo lo que puedo aportar de estos personajes, muchos recordamos su existencia, pero cada vez se van perdiendo más sus “milagros”. Ni siquiera sus nombres reales he podido averiguar. Me gustaría contar con vuestra ayuda para recuperarlos. 

Permitidme que aproveche las citas a O Paxaro y Cepo para corregir un fallo que cometí recientemente. En el artículo que dedique a O Paxaro comentaba mi ignorancia sobre la autoría del cuadro tríptico que se conserva en el restaurante Cobas de la Zamorana; e incluso insinué que podría ser obra de Vidal Souto. Hoy puedo confirmar que el autor fue el artista Miguel Karballo. El propio Miguel, para evitar un nuevo error, ya me facilita el dato de que otra de sus obras es un lienzo en el que aparece de cuerpo entero el Cepo, en el mismo lugar de la foto que hoy os muestro. No he sido capaz de conseguir una fotografía de este cuadro, que él en su día dejo depositado en el Bodegón, y desconozco si sigue allí. Desecho el entuerto y con mi más sincera petición de disculpas a Miguel Karballo, le doy las gracias por habernos permitido disfrutar de su arte e inmortalizar a estos personajes tan ourensanos.

Te puede interesar