Opinión

Viejas imágenes de O Couto

O Couto
photo_camera Ervedelo años 70. Foto de José Luis Fernández Ojea.

Con toda lógica, los profesionales de la fotografía han preferido históricamente el centro de la ciudad para disparar sus maquinas. La afluencia de posibles clientes era muy superior a la que se podía encontrar en los barrios. Esa circunstancia convierte a este tipo de fotografías en un bien escaso, al menos hasta que a comienzos de los años sesenta comenzó a popularizarse el uso de maquinas por los particulares. 

Personalmente, las que más me apetece encontrar son las de mi barrio de adopción, O Couto. Poco a poco van apareciendo. Cierto es que cuento con buenas y buenos amigos que junto con sus familias han permanecido en el barrio desde su creación. Ellos son los que me cuentan del paso de la vaca de la señora Marquesa (Angelita Varela) en su paseo desde la finca de Reza, hasta el palacete de Santo Domingo, donde cada tarde era ordeñada para deleite de su propietaria; de los robos de fruta que se organizaban por los críos en las fincas de las riberas del Miño; de los “asaltos” a la piscina de piedra que había en la casa Quemada (un hermoso caserón que estaba al final de Ervedelo); de los castañazos que se pegaban los gorrones que veían el partido del domingo desde las ramas de los árboles que rodeaban el campo de fútbol, cuando ni siquiera existía la vieja grada de madera; o las cenas de verano que se organizaban prácticamente en la calle y en las que participaba casi todo el barrio (comenzaban en un bajo o bodega, y al final...). 

Desde luego, lo mas comentado es la relación del barrio con el fútbol y con la fundición Malingre, sin olvidar las serrerías y almacenes de madera, los talleres de automóviles (de los que aún “resiste” alguno abierto), la que posiblemente fue primera empresa de reciclaje de papel que hubo en la ciudad (en la calle Remedios), y, desde que se inicio su construcción, la implicación de todo el barrio con la iglesia de Fátima. Hablar de Fátima, ya sabéis que es hablar de don José Álvarez, y eso nos lleva a implicación de la juventud, equipos de fútbol, coro, cine, etc. ¿Sabíais que se disputaba un torneo de monaguillos en el Couto? Llegó a haber hasta ocho equipos de fútbol formados con niños dispuestos a colaborar con la parroquia.

 Por cierto, el barrio contó con buenos fotógrafos: Conde (foto Conde Imperial), los Covelo padre e hija, foto Rafa e incluso, adelantándose en el tiempo, lo que era algo parecido a una franquicia: Unifa. Pero realmente son profesionales que aún están en la memoria de todos, por ser muy reciente su trabajo, y tener gran parte de su producción en la zona centro. Aun así, ellos son los responsables de muchas de las imágenes que tengo del barrio.

Hoy, aprovechando esta fotografía del eje principal de barrio en los aparentemente tan lejanos años 70, quiero aprovechar para dar las gracias a todos mis convecinos y amigos por acordarse de mí cada vez que encuentran en un cajón uno de estos recuerdos de nuestra pequeña historia y me permiten compartirlo con todos vosotros. A todos, gracias.

Hoy por mencionar a alguno, mis amigas Pili Núñez y Teresa Lamelas, pasando por Paco (el de la farmacia), Suso (el de la otra farmacia), Mari Luz, Silvio, César, Francisco (bueno los Malet y termino antes, porque son unos cuantos, y todos me han ayudado), el añorado Andrés Pereiro, mi abuelete Andrés Iglesias, Charo (zapatillas) y su marido que me prestó las primeras fotografías de Ribadavia de mi archivo, los Covelo (toda la familia), José Luis Fernández Ojea, el bueno de Pepe Dacoba , Aníbal Gamallo y, como no, todos los Gamallo otro apellido muy del Couto (vale… Eduardo fue de los primeros en echar una mano), don César, don Celso, José Luis Rodríguez, Claudio (el de la librería), Alberto Camba y Aurora su mujer (los del estanco), Fernando (Docasgraf), Conchi Carrera y su añorada madre, Marilo Borrajo, Rosi Valencia y su hermana, mi buena amiga Juanita Alonso y, por ser las últimas en llegar al “club”, tengo que citar a Cristina Pérez y Margarita Temes

De este grupo de amigos con gran dolor tengo que decir que ya faltan demasiados, algún Malet, los “Andreses” (Iglesias y Pereiro), Pepe da Coba Fernando Docampo etc., etc., aunque por fortuna cada vez que veo alguna de las fotos que me prestaron o recuerdo alguna de sus anécdotas los siento cercanos. Que me perdonen los que se queden en el tintero, pero habrá más ocasiones.

Te puede interesar