Opinión

Aliviaderos y trasvases

El problema tal vez consista en no saber explicarlo, eso, lo de explicarse, que parece tan sencillo, pero todos los días comprobamos lo difícil que resulta entendernos, y eso que hablamos el mismo idioma, o por eso mismo. Estamos viendo estos días muchas imágenes de los cuantiosos daños ocasionados en el valle del Ebro por las últimas crecidas; miles de hectáreas inundadas, y millones de euros perdidos. Alguien me envió un video del discurso que el presidente Zapatero pronunciaba hace años en Zaragoza en el que sobresalía una frase:  “mientras yo sea presidente, no habrá trasvase del Ebro”. (*) 

 A la vista de este desastre natural relativamente frecuente, (se habla de más de 20.000 hectáreas de tierra productiva inundadas y comentan que en el año 2015 fue mayor), los primeros beneficiados de un hipotético trasvase, desviando las aguas sobrantes hacia zona seca, no serían los sedientos pantanos del alto Tajo; Entrepeñas y Buendía que apenas superan el 20% de su capacidad no, los más beneficiados serian los mismos agricultores de la ribera del Ebro que ahora están pidiendo indemnizaciones al ver arrasadas sus cosechas.

Y todo porque, en lugar de hablar de trasvases, se debiera haber hablado de aliviaderos. Las presas, los fregaderos y las bañeras, cuando rebosan, lo hacen por los aliviaderos que canalizan esas aguas sobrantes por cauces seguros evitando así daños en fincas, casas, o en el piso de nuestro vecino de abajo.

Por eso que en el caso del Ebro, el término adecuado sería el de aliviadero, en lugar de hablar de trasvase,  porque en caso de inundaciones es lo que se necesita. Por el contrario, sí es adecuado hablar de trasvase en el caso del Tajo-Segura porque aquí, en los embalses del alto Tajo; Entrepeñas y Buendía, de donde procede el agua, nunca han estado por encima del 50% de su capacidad, por lo que sus aliviaderos, por desgracia, nunca han tenido la oportunidad de utilizarse, al menos, que yo sepa, en las últimas décadas.

Por eso creo que si aquel día, el presidente Zapatero, en lugar de hablar a los aragoneses de un trasvase solidario para llevar el agua a zonas sedientas, lo hace de un aliviadero que les evitaría inundaciones, hubieran cambiado las cosas, de ahí que insista en que tal vez sea cuestión de saber expresarse y me atrevo a dar una sugerencia: De la misma forma que en el mundo de la economía moderna ya no sabemos expresarnos si no es en inglés, no solo eso, si no que si lo traducimos a nuestro idioma, nos suena fatal; si hacemos un “renting”,  vamos sobrados, si alquilamos, somos unos desgraciados; si rotulamos nuestro supermercado ; “cash and carry” bien; si ponemos; aquí no se fía,  un desastre; a lo mejor, en este caso, llamando “spillways and transfers” en lugar de aliviaderos y trasvases, lo entenderíamos, y de paso terminaríamos con los contenciosos lingüísticos del país, multándonos recíprocamente si no rotulamos en nuestras lenguas vernáculas.

Pocas actuaciones son adecuadas cuando intentamos corregir a la naturaleza, y con el paso del tiempo descubrimos que en ocasiones  hubiera sido preferible no haberlas hecho, o en el mejor de los casos, tienen ventajas e inconvenientes; en nuestro entorno;  la desecación de la Laguna de Antela, algunos pantanos y otros proyectos quiméricos y absurdos, son claro ejemplo de ello; pero hay otras obras correctoras que será difícil no aceptarlas plenamente: Históricamente, la ciudad de Valencia sufría inundaciones periódicas,  desde que se hizo el desvío del río Turia por el nuevo cauce, se acabaron las inundaciones. En el caso de una obra similar en el Ebro, da la sensación de que todo serían ventajas, pero estamos en tiempos en que todo se cuestiona y politiza. Hoy Valencia seguiría siendo una zona inundable, los protestones profesionales  de siempre y en todos los sitios, impedirían el proyecto.

 (*) Esta pretenciosa frase: “mientras yo sea presidente, ministro, alcalde, concejal, etc., ” , tan frecuente en muchos discursos,  me parece de una preponderancia y memez supinas, porque. ¿Qué se quiere decir?  ¿Que el proyecto que se está proponiendo o discutiendo, si al día siguiente se muere el protagonista del discurso, por poner un ejemplo de ausencia, ya no tiene sentido? Pensemos.

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