Cuando Armando, aquel simpático director del banco Tal yTal, le recomendaba a su amigo de toda la vida que invirtiera en aquellas acciones los ahorros que tenía en su cuenta después de largos años trabajando en Alemania, estaba completamente convencido de que hacía lo correcto, es más, estaba orgulloso, tenía información privilegiada, pocos sabían como él que aquellas acciones en poco tiempo le podían proporcionar importantes plusvalías, estaban infravaloradas, él había estudiado a fondo la empresa y nada que se animara la bolsa, las plusvalías podían dar lugar a un auténtico pelotazo, por eso no dudó en insistirle a su amigo de la infancia a que firmara la operación de compra.. Lo hacía con la mejor intención, pero como siempre pasa lo que sucede. Lo siento, no contaba con la crisis
Cuando a un señor; no quiero molestar a las señoras, pero tendremos que reconocer que, porque son más prudentes, más inteligentes, o ambas cosas a la vez, no suelen protagonizar estos saraos; se le ocurre invadir un país, hacer una revolución, un alzamiento nacional, asalto a parlamento, o al orden establecido , también estaban totalmente seguros de que aquello era lo mejor, no había otra alternativa, era la única solución, había que salvar a su pueblo y él estaba convencido de que había sido llamado por el destino, por la providencia o similares instancias, a liderar ese movimiento, asalto, ruptura, o si se tercia, guerra, lo que haga falta en nombre de su pueblo, de sus ideales, o de su dios. Todos lo hacían con la mejor intención, pero el paso del tiempo demostró que en la mayoría de las ocasiones más valiera que se estuvieran quietos.
Decía recientemente el Sr. Rajoy que el asunto de Cataluña lo iba a llevar con inteligencia, firmeza, serenidad, tacto y no sé que más; si lo lleva con inteligencia, es suficiente, todos los fracasos de los humanos tienen su origen en la inteligencia, mejor dicho, en su escasez, está claro que la inteligencia es lo que ha permitido distanciarnos de nuestros antecesores que, si no eran los monos, se les parecía mucho pero, precisamente por esa falta de inteligencia un mono no sabe utilizar un cuchillo, una pistola, ni conducir un camión, nosotros si sabemos hacerlo, pero no siempre con la suficiente sabiduría que nos permita seguir distanciándolos, porque en alguna ocasión, desearíamos que el conductor de esa furgoneta por las ramblas de Barcelona fuera uno de ellos, seguro que se paraba antes.
Seguiremos necesitando muchos años, tal vez siglos, para que la evolución que ha logrado que hayamos podido distanciarnos de los simios, alcance la suficiente altura que nos permita prever que, en muchos casos, las victorias de hoy, pueden ser el fracaso de mañana, y que los grandes dramas y guerras que ha vivido la humanidad se han iniciado siempre de la mano de unos pocos clarividentes y fanáticos líderes que estaban convencidos de sus ideas y nunca se detuvieron a pensar que después de sus muros, misiles, rupturas, desafíos, invasiones, alzamientos y guerras, las cosas se podrán haber solucionado mejor de otra manera.
Los que están protagonizando el contencioso de Cataluña con el Estado tienen un denominador común, ninguno de estos líderes que vemos cada día en los medios de comunicación explicándonos sus razonamientos, tiene la duda de que al final de cada mes ingresarán automáticamente en su cuenta corriente la correspondiente y gruesa nómina. Si todos sabemos que en esa cuenta puede entrar cualquier Administración local, regional o nacional, a embargarnos por el importe de cualquier deuda con Hacienda o con el Ayuntamiento de turno, por una simple multa de aparcamiento, ya me dirán lo que pueden hacer por un motivo mayor. Tal vez las cosas las enfocarían sin tanta euforia, desafío y rotundidad, si cuando llegue el final de mes, no supieran como pagar el colegio de sus niños, como le pasa a gran parte de sus seguidores que les jalean en cualquier manifestación. Unos y otros tienen sus legítimas razones, lo hacen con la mejor intención, pero no se detienen a pensar ni por un momento, en que, como en tantas ocasiones, hay otras alternativas.