Opinión

El pecado original

Para la doctrina cristiana el pecado original es algo así como una carga que la especie humana ha heredado del mal comportamiento de la primera pareja que, según la misma doctrina, dio origen al mundo. Parece ser que Adán y Eva estaban muy felices en el paraíso terrenal; claro, y quien no, me lo estoy imaginando; jóvenes, desnudos (lo de la hojita en sus partes vino después) los dos solitos, sin compañías incómodas, sin padres, suegros, ni cuñados, sin tener que coger el autobús para ir a trabajar, sin prisas, buen clima, buenos alimentos, relajados, buen rollito, vamos, así cualquiera, hasta que un día comieron el fruto prohibido, pero no se vayan a pensar que era alguna hierbita, raíz, baya o algo así que seguramente habría en aquel exótico jardín del Edén y que tal vez pudieran resultar excitantes, !Qué va¡ El fruto prohibido era una inocente y digestiva manzana, la fruta más sana que te puedes llevar al estómago, pero bueno, las prohibiciones muchas veces son así, caprichosas, sin razonar, porque sí, sin más, y allí empezó todo el lio; expulsados del paraíso, enfrentándose a todos los peligros de la vida además de tener que ganarse los garbanzos como todo quisque, encima, perdieron la inocencia y descubrieron su desnudez, estaban en pelotas, tío, sin darse cuenta, y se tuvieron que cubrir sus vergüenzas con las hojas de una higuera como haría cualquier amante furtivo pillado in fraganti escondido en el armario; esto no me lo invento yo, es lo que dicen las escrituras sobre el tema, bueno, excepto lo del armario, eso sí es cosecha propia.

Esto del pecado original, que se exime con el bautismo, es únicamente para los creyentes del cristianismo, esto es aproximadamente, un diez por ciento de la población mundial, para el resto no existe. Para mí, lo que podríamos convenir en llamar pecado, estigma, maldición, carga, enfermedad, mancha, etc., verdaderamente originales y que afecta a todos los seres humanos, sin distinción de raza, religión o nacionalidad, es la imbecilidad, y a ésta, no hay bautismo que la libere. No tenemos más que observar los acontecimientos protagonizados por los habitantes de nuestro planeta día tras día, en todas la latitudes, para llegar a la conclusión de que la única explicación que pueda tener su comportamiento, es la existencia de esa maldición, esa marca, esa “imbecillitas” que permite que un adulto pueda disfrutar, sentir placer y regodearse, archivando y contemplando aberrantes imágines de abusos sexuales con un niño, secuestrar durante años y violar a una niña, hasta en algún caso, su propia hija; poner bombas en un tren, avión o campo de fútbol invocando a su dios, a su patria o a su paranoia, descuartizar a un semejante por cualquier causa o motivo, es decir, llevar a cabo cualquier acción de este tipo, cualquier barbaridad que ningún otro animal con el que compartimos nuestra existencia en este mundo, sería capaz de llevar a cabo, porque la imbecilidad solo afecta a los humanos, exclusivamente, cualquier otra especie no está marcada por esta característica.

Y este es el gran misterio, el por qué la naturaleza, el creador o quien Vd. piense que organizó este tinglado, ha adjudicado en exclusiva a los humanos esta marca, esta lacra, estigma o pecado, llámele como quiera. ¿Por qué una oveja, por ejemplo, nunca será imbécil y en cambio una señora, un señor, servidor, sin ir más lejos, por no citar a otros que se me están ocurriendo, está afectado en mayor o menor medida por esa “cualidad”?

Claro que también puede que nos encontremos con la clásica respuesta, imbécil lo será Vd., simplemente, y quedarse tan pancho, porque la naturaleza también se ha encargado de protegerlos y camuflarlos de forma que los imbéciles puedan pasar totalmente desapercibidos, contrariamente a los borrachos, drogados, o cualquier otra anomalía, que se les nota a simple vista, o a simple olfato.

Creo que no se ha investigado suficientemente de donde viene ese interés por no identificarlos y de esta forma cuidarlos, yo tengo la teoría de que los imbéciles son/somos necesarios para lograr el equilibrio demográfico de la población terráquea, pero habrá que seguir investigando.

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