Opinión

Variantes. ¿O desvaríos?

(José Paz)
photo_camera (José Paz)

Hace unos días leía en La Región la presentación en Vigo, otra vez la burra al trigo, de la tan controvertida variante de Cerdedo para la comunicación ferroviaria de alta velocidad entre Ourense y Vigo (les recomiendo tener un mapa delante). Entre los distintos proyectos que se barajan, éste tiene la “ventaja” que es el más largo y más caro. (2.500 millones. Jesús, María y José nos “valia”, diría mi abuela Aurora, en Soutopenedo, hace muchos años, eso sí).

Si se trata de conseguir la mayor inversión, que se diga claramente, pero no es eso, mejor dicho, no debiera ser eso. Recuerdo lo de los dos vascos que, buscando setas por el bosque, uno de ellos encuentra un valioso reloj, y le contesta el compañero; oye Pachi, o venimos a setas, o a Rolex, pues.

Aquí pasa lo mismo; o vamos a la inversión, y cuanto más trayecto y más obra, mejor, o nos aplicamos en lograr el mejor proyecto, el más lógico y sensato para encontrar la solución más adecuada, “natural” y asequible para conectar a las dos ciudades por ferrocarril. Solamente pensar que de los casi 54 kilómetros del proyecto, 40 son en túneles y 5 en viaductos, nos da una idea de la salvajada del proyecto. ¿Y esto pasa el control del impacto ambiental? Si lo pasa, mejor que supriman el departamento. Antiguamente no existía.

Pongo entre comillas lo de natural, para resaltar que la naturaleza se ha encargado de proporcionarnos la mejor solución para esta obra ferroviaria: El valle del Miño, lo que habrá es que proyectar un trazado acorde con los tiempos, pero creo que es la solución más lógica. Son apenas cincuenta kilómetros la distancia entre Ourense y Guillarei, donde enlazaría con el trazado del AVE portugués entre Oporto y Vigo cuyo proyecto tienen muy avanzado, comunicando también, además de las ciudades del norte de Portugal, el aeropuerto de Peinador mediante railes, (tren o metro) con Ourense y Vigo, como lo hacen las ciudades importantes con sus aeropuertos. Oporto, por ejemplo.

Leer o escuchar algo sobre variantes ferroviarias es ponerse a temblar, no digamos ya la de Ourense, la madre de todas las variantes absurdas, da la sensación de que no han tenido delante un mapa, o que sus intenciones son otras que nada tienen que ver con que el tren llegue lo antes posible a su destino, al contrario, llega más tarde, seguro, después del despilfarro de dinero entre túneles y viaductos superfluos, por la sencilla razón de que aumenta el recorrido y disminuye la velocidad, son habas contadas, justo lo contrario de lo que debe perseguir cualquier obra que pretenda mejorar un servicio de transporte.

Esta afirmación (de que es una obra absurda y perjudicial para la mayoría, a no ser que alguien me explique sus ventajas, en ese caso, no tendría problema alguno en retirarla y disculparme) no es gratuita, caprichosa, ni busca otra cosa que no sea evitar un despropósito, un error, un inmenso error, otro más, que lamentaríamos las actuales y futuras generaciones.

La demostración es muy sencilla. No soy un experto en esto, ni en nada, añadiría, pero sé algunas cosas. Por ejemplo: Que el radio de las curvas de alta velocidad, que es el que se guarda en todo el trayecto desde Madrid, está entre los 7/8000 metros ¿Cierto? Sres, de ADIF. ¿Me pueden decir cuál es el radio de la curva que enlaza con la famosa recta de Seixalbo, origen, y presumo que inspiración, de esa desdichada variante exterior? No lo sé, pero a simple vista, en el plano, no parece que sea ni la mitad.

Esto quiere decir que en ese punto, a tres o cuatro kilómetros de Taboadela, terminaría la alta velocidad. Aquí hay que frenar, ” machiño, quieto parao”, es así de simple. Si a esta curva añadimos la que va hasta el viaducto sobre el Miño, nada menos que por encima de la playa de OIra. ¡Qué barbaridad¡ Y después, la que enlaza con la vía de Monforte ( ¿400/500 metros de radio, cómo la de Angrois? ) finalmente, con la del viaducto actual, supone que esta variante, además de aumentar, creo que en siete kilómetros, el recorrido, aporta cuatro curvas, cuatro. ¡Con lo que cuestan las curvas en el ferrocarril¡ Sí, sí, también aquí.

Por el contrario, si continuamos las obras desde Taboadela, directo, prácticamente una recta, hasta las proximidades de la estación de San Francisco, cuyos últimos kilómetros en zona urbana podrán ir soterrados, no habría más curvas. La alta velocidad llegaría hasta ese punto, ¡A 300 metros de la catedral¡ Sin ninguna curva con menor radio del exigido en alta velocidad. Nada qué ver con la locura de la otra alternativa, la variante exterior. Y tan exterior.

Por eso lo del desvarío. Sin interrogación, oigan, pero con tristeza, no más.

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