Opinión

Vergüenza política

Tengo la esperanza de que llegue algún día en el que, de la misma forma que un matador de toros se corta la coleta y ya no se atreve a salir a la plaza porque aquella sublime y nostálgica “vergüenza torera” se lo impide y la dignidad que siente en sus adentros no le permite seguir toreando y, siguiendo su ejemplo, algunos políticos se sientan contagiados y les entre la dignidad de una deseada “vergüenza política” y no se atrevan a salir a la calle porque no puedan aguantar la mirada de sus vecinos. ¡Ah¡ Se me olvidaba; también vecinas y vecines. Otra aportación política-tontuna que surge en estos tiempos de incertidumbre y crispación. Cuando el diablo no tiene que hacer…..

La verdad es que, en cierto modo, ya les está pasando. El otro día me encontré con uno de estos personajes con escolta, chófer y secretario que se lo están llevando crudo a base de consejos de administración, asesorías y enchufes varios, conseguidos mediante las engrasadas puertas giratorias tan abundantes en estos tiempos, que me dio la impresión de que no se encontraba cómodo en aquel restaurante, esquivando las miradas indiscretas de sus improvisados y desconocidos vecinos de comedor, porque, aunque lo de ganar dinero, sobre todo cuando es en abundancia, en un sistema de libre mercado como el que tenemos, al menos de momento, siempre podrá estar cuestionado, lo de entrar a saco en la caja común, sí, en esa misma caja de la que cobran los parados y los desamparados, siempre lo será más.

(José Paz)

Estamos contemplando estos días las complicadas negociaciones para la subida del salario mínimo, viendo los pros y las contras de las repercusiones que puedan tener el incremento de 15 o 20 euros en las nóminas, mientras vemos el desbarajuste que reina en los gruesos emolumentos que se embolsan discrecionalmente presidentes, expresidentes, alcaldes, consejeros, asesores y enchufados directos por amistad, familia o pernada que entran sin piedad en el dinero público sin explicarnos por qué una empresa del estado, una comunidad o un ayuntamiento pueden pagar más a sus directivos que lo que cobra el presidente del gobierno.

Tenemos salario mínimo, pero por lo que se ve, no tenemos límite salarial para mucha gentea la que el dinero le fluye a discreción. Un ex presidente de una comunidad puede llevarse a su casa un dineral todos los meses, con chófer y escoltas incluidos, y el/la de otra comunidad no se lleva un duro, vergonzoso, de locos.

Un presidente de una empresa pública puede cobra el doble o el triple de lo que cobra Pedro Sánchez. No tiene sentido. Un alcalde de una ciudad pequeña puede cobrar más que el de una grande, esto se llama discrecionalidad, a tope, aunque, eso sí, tenemos una “ Ley de Racionalidad y Sostenibilidad de la Administración Local”. Toma ya. Esto no tiene pies ni cabeza. Esta ley creo que es relativamente reciente, del 2014 o 15, es como una tomadura de pelo, empezando por lo de la racionalidad, antes, estas cosas se regulaban por la moral y la decencia del o la protagonista, ahora que ya no tenemos esos valores solo nos queda confiar en que las nuevas tecnologías, con sus programas y biorritmos, puedan poner un poco de orden en todo este despropósito y que aquella vieja y añorada “vergüenza torera” se contagie a algunos/algunas/algunes.

En un régimen capitalista, todos podemos hacernos ricos cumpliendo las normas establecidas, lo único que tenemos que hacer es cumplir esas leyes y pagar los impuestos que correspondan, pero no existen límites, solo los que fijan las leyes de la oferta y la demanda que, a pesar de que no están escritas, son las más duras, pero los que cobran del presupuesto nacional, de esa caja común que se nutre del dinero de todos, incluso de esos que cobran el salario mínimo en un contrato de dos horas, o del que echa gasolina en su coche, si tendrían que estar perfectamente definidos, controlados y limitados y el que quiera ganar mucho dinero que se monte un Zara, lo puede hacer cualquiera, los permisos y licencias le están esperando, pero hace ya demasiado tiempo que la mejor manera de ganar dinero en nuestro país, es chupar del bote, como diría un recordado y añorado empresario, familiar mío.

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