Opinión

ASÍ VA EL MUNDO

Obama exhorta a los norteamericanos a ganar el futuro',leído en los periódicos. 'La competición entre continentes se ha convertido en global',oído en la CNN. 'Hay que mantener el liderazgo norteamericano', repetido en Facebook. El presidente de Norteamérica tuvo acentos épicos para llamar la atención del pueblo estadounidense respecto a los desafíos a que está abocado ahora. Fue una arenga civil espléndida, según las crónicas.


 Y así, revitalizado tras este discurso sobre el estado de la Unión, Barack Obama levanta cabeza al empezar su segundo mandato  volviendo a ilusionar al pueblo norteamericano en un momento de sombría crisis. El presidente desplegó toda su elocuencia ?y es mucha- para dar ánimos a sus partidarios al iniciar los dos años que le quedan en el poder antes de las próximas presidenciales de 2012. En resumen, infundió a su Gobierno un segundo aliento con convicción y determinación. Los ingentes desafíos lo exigen.


Tras este discurso sereno y exhaustivo en que hizo balance del mundo actual, su popularidad  subió al máximo: 91% en las encuestas de la CBS y 84% en las de la CNN, la Bolsa dio un brinco, superó la cota de los 12.000 puntos, cosa que no pasaba desde 2008.  Su brillante y estudiada intervención, que pronunció con la naturalidad y sencillez que le caracteriza, barrió con el reverso de la mano las críticas del Tea Party, movimiento ultraconservador indeseable, y recentró la política norteamericana, ofreciendo negociación y  compromiso a sus oponentes. Es más, sorprendió con la propuesta de una alianza objetiva entre ambos partidos para enfrentarse a los retos del siglo XXI que se avecinan.


En efecto, retos y desafíos le esperan impávidos, especialmente el cuestionamiento del liderazgo norteamericano en el mundo,  que dura ya cien años.


En primer lugar, el abismo del superdéficit ya que este año 2011 será de 1,5 billones de dólares, una cifra astronómica. EEUU es campeón mundial sin disputa.  Obama prometió congelar el gasto público y recortar en sacrosanto gasto militar sin perjudicar a la creación de empleo porque el país soporta como puede un paro de 9% (¡España, 20,33%!). Será difícil despejar esta ecuación ya que exigirá un cambio copernicano en la economía estadounidense.


 Como sucede con otras propuestas del presidente, ésta no se cumplirá del todo pero contribuirá a achicar el peligroso déficit. La estrategia consiste en ambicionar la solución total para conseguir la parcial, como hizo el perspicaz presidente con la implantación de la Seguridad Social en EEUU por primera vez en la historia, el florón de su mandato.


Como se recordará, el texto de la ley que la instaura y que constituye una verdadera revolución en Norteamérica, tropezó en noviembre con el rechazo de la Cámara de Representantes. Obama tendrá que recurrir a las prerrogativas que le asisten como presidente ejecutivo para llevarlo a buen término.


Pero lo más importante del crucial discurso, lo novedoso, es que Barack Obama reconoció que Norteamérica ya no es la única superpotencia, el mundo es multipolar, se afianzan  las potencias emergentes. Puso el ejemplo de India y Brasil e incluso el de Corea del Sur, cuyos ciudadanos cuentan con un acceso más expedito  a Internet que los norteamericanos. Y se detuvo especialmente en China, que está fabricando trenes más rápidos que los estadounidenses, y cuenta con el ordenador más veloz del mundo, según reconoció.


Merece la pena hablar de China, la nueva rival de Norteamérica. Se extiende a lo largo y ancho de 956.000 km2 de territorio, como Europa entera, tiene más de 1.300 millones de habitantes, y presenta unas cifras  apabullantes en economía. La República Popular China hace acopio de bonos norteamericanos, es el principal proveedor de fondos de EEUU  pero también de los países en desarrollo, sus reservas son de 2,8 mil millones   de dólares, el cuádruple de las reservas del Fondo Monetario Internacional y crece al 10 % anual


(perdón por tanta cifra, pero hay que argumentar sobre seguro). Ahora bien, cuando en la reciente visita a Washington, el presidente chino Hu Jintao firmó contratos por valor de 45.000 millones de dólares y compró una flota de 200 Boeing, no hubo alusión ni a la defensa de los Derechos Humanos en el país asiático, ni la represión en Tibet, ni al último premio Nobel de la Paz, Lu Xiaobo, que cumple condena de 11 años de cárcel por el 'delito' de escribir un manifiesto, ni a Taiwán.... Economía obliga.


'Así va el mundo' .De esta forma tituló en 1748 el lúcido Voltaire  un ensayo de política internacional que estoy leyendo. No se crean que mucho haya cambiado desde entonces.

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