Sólo se le ocurre al atolondrado Maduro medirse con el sereno Obama. No se paró a pensarlo. Debió haber sopesado bien antes los pros y los contras. "Prefiriría no hacerlo", hubiera dicho al respecto el protagonista de "Bartleby y el escribiente", el conocido y sugerente cuento de Herman Melville (1819-1891), prologado en España por Jorge Luis Borges. Prefiriría no hacerlo hubiera sido lo más prudente.
Así, de repente, las relaciones bilaterales venezolano-norteanericanas se crisparon peligrosamente estos últimos días. Tanto que el presidente Barack Obama, en una iniciativa insólita, dictó esta semana una orden ejecutiva, que califica la situación en Venezuela como una amenaza extraordinaria e inusual para la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos. No se anduvo con rodeos, más claro, agua. Obama decretó el bloqueo de bienes venezolanos en EEUU y aplicado sanciones a funcionarios venezolanos. Son medidas de retorsión extraordinarias próximas a la ruptura de relaciones.
¿Cómo salir del atolladero en que ha metido Maduro a su país con su retórica para uso interno, sus soflamas y su creencia que el poder petrolero que detenta lo puede resolver todo? El enfrentamiento entre las dos administraciones no tiene desgraciadamente nada de imaginario y la cuerda se puede romper, como siempre, por lo más flojo. Maduro, que se halla en un buen lío, se vio obligado primero a desplegar los planes de defensa del país, y después, a detener la escalada para que no pasara a mayores. "Nadie tiene derecho a intervenir en los asuntos internos de un estado soberano ni a declararlo, sin fundamento alguno, como amenaza su seguridad nacional", declaró su cancillería en un comunicado. Maduro se asustó, le vio las orejas al lobo.
FRENTE DE IZQUIERDAS
Luego, buscó desesperadamente enemigos exteriores. Por ejemplo, calificando a Mariano Rajoy de "presidente franquista, derechista neoliberal y vendepatrias" (el matiz no parece ser lo suyo). Antes ya había hecho declaraciones de amistad al presidente rusoVladimir Putin, los vínculos entre ambas lejanas naciones son tanto económicos como militares desde la época de Hugo Chávez, ambos paísesacordaron el atraque amistoso de buques rusos en puertos venezolanos como prueba de su buena entente.
Además, los aliados tradicionales de Venezuela en América Latina, que forman un frente común de izquierda, acudieron al rescate, comenzando por Cuba a pesar de que ésta había empezado el deshielo con Washington.
El dirigente boliviano Evo Morales pidió desde La Paz la actuación mediadora y conciliadora de la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe (CELAC) para defender a Venezuela. El presidente Rafael Correa de Ecuador, se solidarizó asimisno con sus colegas y, de forma moderada debido a la amplitud de la asociación que coordina, también intervino el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el chileno José Miguel Insulza.
Hubo un comunicado del nonagenario Fidel Castro, siempre en chándal y en foto fija en las pantallas de televisión, en el que felicitó efusivamente a Maduro por su "brillante y valiente" discurso frente a los "brutales" planes de Estados Unidos, como era de esperar. Toda Latinoamérica está en vilo.
El presidente venezolano Maduro, sucesor del carismático Hugo Chavez, no tendrá más remedio que gobernar por ordeno y mando, es decir, con poderes especiales. Los obtuvo de forma urgente el martes pasado de una Asamblea Nacional de mayoría absoluta chavista. Y lo hizo según declaró para enfrentarse a lo que llamó amenazas de EEUU, país al que acusa sin ambages de querer desestabilizar a Venezuela, denuncia fuerte, palabras mayores.
UN PAJARITO MÁGICO
De resultas, todo va de mal en peor entre la primera potencia mundial y la nación caribeña que rebosa de petróleo aunque en 2015 se haya ralentizado la producción. El duelo es desigual por la distinta importancia y la envergadura de los contendientes. Ahora mismo, saltan chispas entre ambas naciones, ya de por sí difíciles por razones ideológicas, y no exagero según martillean los medios de comunicación.
Maduro, demagogo y populista, llegó al poder por elecciones libres en abril de 2013 -va a hacer un año- tras el mandato de Chávez (1999-2013) y se caracteriza por sus decisiones expeditivas de ordeno y mando, no extremadamente democráticas. A menudo tira por la calle de en medio en sus largos discursos de varias horas de duración y gran verbosidad de predicador con su voz atronadora según se puede ver y oír por televisión.
Maduro sucedió a Chávez, su mentor. Católico a macha martillo, sabatista que considera al sábado día sagrado de la semana y no el domingo, de 53 años, ex ministro de Relaciones Exteriorres, diputado de larga carrera, ex vicepresidente ejecutivo de la República Bolivariana de Venezuela, que así se llama oficialmente.
Signos muy particulares: Maduro contó que, después de muerto Chávez, se le apareció un pajarito en una capilla de madera trinando una melodía y que él le respondió de la misma forma ya que que también silba y además divinamente según se puede aún apreciar por youTube. El presidente tuvo una suerte de revelación, llegó a la conclusión que era un mensaje mágico desde el cielo procedente del también ultracatólico Chávez que asimismo hablaba con Dios en sus últimos días y le pedía que le mantuviera en vida porque tenía aún muchas cosas que hacer. Frotémonos los ojos,cuando le oímos, creemos soñar
Lo arriba descrito fue un resumen del diferendo entre EEUU y Venezuela. Se limita a reflejar la realidad como una instantánea en blanco y negro de Henri Cartier-Bresson, Jean-Loup Sief o Willy Ronis que tengo colgadas en mi despacho. Espero que haya salido bien.
