Opinión

Italia y Francia, en la estacada

La Unión Europea atraviesa una zona de turbulencias en este otoño de 2014. Basten los ejemplos de dos importantes miembros fundadores: Italia, cuyo primer ministro, Matteo Renzi, no acaba de ponerse al timón, y Francia, con un presidente socialista, François Hollande, muy debilitado, ahora además con minoría en el Senado. Ambas se hallan en la estacada, en una situación difícil, incierta.

Como siempre, en Italia la política es compleja, sutil y excesiva a la vez, como una película de Federico Fellini. Tal es lo que pasa con el gobierno de centroizquierda del primer ministro Renzi. A los siete meses de su mandato, se le exige como si hubieran pasado ya siete años. Los sindicatos, la cúpula de la patronal y los veteranos del Partido Democrático (PD), al que pertenece, siempre fueron reticentes respecto al exitoso ex alcalde de Florencia. Pero ahora se le han sumado la prensa y los obispos: todos contra Renzi. Es difícil que los periódicos italianos estén de acuerdo en algo, no obstante hoy en día coinciden abrumadoramente en criticar por unanimidad al primer ministro. Vean si no algunas declaraciones elocuentes.

El director del prestigioso "Corriere della Sera" de Milán, Ferruccio de Bortoli, no se anda con rodeos cuando dice en un artículo en la primera plana de su diario: Renzi no me convence, no me gusta como gestiona el país. Su mayor enemigo es él mismo, egocéntrico y de personalidad "hipertrófica", según el editorialista. Insiste en que la cosa no es baladí teniendo en cuenta que el político está a la cabeza del país y del Partido Democrático (PD), hegemónico hoy en día.

No le va a la zaga el fundador de "La Reppublica", Eugenio Scalfari, que asimismo desde la portada de este periódico arremete en un largo artículo contra el primer ministro subrayando que hasta el momento no hay nada de las promesas anunciadas de nueva ley electoral, reforma del costoso e inoperante Senado y simplificación administrativa. Y este rechazo a la política en curso ya es habitual para el periódico económico "Il Sole 24 Ore", que completa la generalizada crítica acerba contra el inquilino actual del palacio Chigi, sede oficial del jefe del Gobierno.

A pesar de la petición del papa Francisco a la Iglesia italiana de que evitase meterse en política, la conferencia episcopal también reconvino a Renzi por no tener en cuenta suficientemente los intereses de la familia. Le acusan de autoritario, engreído, altanero e incluso de masón... y resaltan su inacción ante la situación económica precaria del país: recesión, aumento del paro, persistente endeudamiento. Nadie le defiende pero se mantiene firme.



INESTABILIDAD TRANSALPINA

De 39 años, primer ministro más joven de la historia de Italia, ha contraatacado de forma retadora. "Si tienen los apoyos necesarios y al candidato correcto, dejemos que lo intenten", replicó en declaraciones a "La República", según las agencias de prensa.

Italia tiene un merecido récord de duración mínima de los gobiernos y de los primeros ministros. Matteo Renzi podría estar a punto de batirlo de nuevo. Sería el séptimo gobierno en once años tras los de Silvio Berlusconi, Romano Prodi, Mario Monti, Pier Luigi Bersani y Enrico Letta, que se mantuvo sólo diez meses. La verdadera naturaleza de la política italiana es la inestabilidad. El presente artículo nos ha servido para evocarla como si fuera en un plano secuencia de un filme de Luchino Visconti.

En Francia ha habido un vuelco político. Por una votación parcial, el Senado ha represado de la izquierda a la derecha, que lo había controlado a lo largo de medio siglo. La Unión para un Movimiento Popular (UMP) supera ahora en medio centenar de escaños a la izquierda en la cámara alta, situada en un bello edificio del siglo XVII, reformado en el XIX por el barón de Hausmann -gran reconstructor de París- y sito en el emblemático y ameno Jardín de Luxemburgo.

Aunque ya se presentía, este cambio electoral representa todo un viraje y le da alas al ex presidente Nicolas Sarkozy para regresar a la arena política e iniciar la reconquista del poder, para la que se está preparando desde el verano. A pesar de sus variados problemas con la justicia, el mandatario aspira a ser el presidente de la citada UMP en noviembre con el fin de preparar más tarde su candidatura a la jefatura del Estado, de la que por el momento no habla. Muchos lo consideran una tabla de salvación en el naufragio del centro derecha en las últimas elecciones legislativas de 2012.

Nacido en 1955 en París, Nicolas Sarkozy, de ascendencia húngara, judía y griega, que prueba la facultad de asimilación de la sociedad francesa actual, fue el vigésimo tercer presidente de Francia de 2007 a 2012 tras una irresistible ascensión: varias veces ministro de Finanzas con el primer ministro Jean-Pierre Raffarin y posteriormente del Interior con Dominique de Villepin siempre bajo la presidencia de Jacques Chirac. Por su apoyo decidido a la lucha contra la banda terrorista ETA, recibió la orden española del Toisón de Oro,otorgada por el rey Juan Carlos I. Tuvo que abandonar su alta función el 15 de mayo de 2012 tras ser derrotado por el socialista François Hollande en las elecciones presidenciales del misno año.



ABERRANTE FRENTE NACIONAL

Se presenta hoy en día Sarkozy a sí mismo en la política interior francesa como un salvador, para que Francia no caiga bajo la férula del Frente Nacional de Marine Le Pen que, a pesar de sus ideas xenófobas y racistas o quizá desgraciadamente a causa de ellas, ha conseguido dos escaños en estas elecciones senatoriales por primera vez en su carrera política, que ocuparán Stéphane Ravier y David Rachline, en circunscripciones próximas a Marsella y Tolón, situadas en el sureste del país. Estos dos senadores fachas vienen a sumarse a los 24 diputados de extrema derecha de la señora Le Pen en el Parlamento Europeo, una vergüenza sonrojante para los demócratas de Francia, país que promulgó la Declaración de los Derechos Humanos, guía de muchas conductas.

Naturalmente, Le Pen describió como resultados espectaculares los obtenidos por su formación en un día que calificó de "histórico" -no tiene miedo de las grandes frases- y prometió llevar al Senado los temas obsesivos que conforman su ideario si se le puede llamar así: cierre de fronteras, alto a la inmigración, miedo a la inseguridad. Todo un aberrante programa ultramontano.

Revés, pues. Uno más, para los socialistas franceses, tercera derrota consecutiva tras las municipales y las europeas. Lo tiene que encajar el presidente Hollande, erosionado por la crisis y las disputas internas, escándalos y pésima situación económica (deuda abismal y seguramente irreversible de 2 mil millones de euros, déficit público de 41 millones, paro de 10,5% (en jóvenes, 24%). Hollande y su enérgico primer ministro Manuel Valls atraviesan la coyuntura más problemática después de la Segunda Guerra Mundial. Mala noticia para España, cuya economía está íntimamente entrelazada con la francesa: Francia es nuestro primer socio comercial, hay más de mil empresas francesas establecidas en nuestro país.

Italia y Francia son dos islas socialdemócratas en el mar liberal europeo. Espero haberles entretenido con la descripción aleccionadora de sus políticas respectivas y desafíos en este momento.

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