Opinión

Un mundo infeliz, injusto y bárbaro

El gran ensayista británico Aldous Huxley (1894- 1963) escribió la imprescindible y recordada novela maestra "Un mundo felíz", así denominado con ironía. Hoy en día, parafraseando su título, podríamos decir por el contrario sin temor a equivocarnos que nos hallamos metidos de lleno y con todas sus consecuencias en un mundo "infeliz", ya que prevalece la injusticia social, rebrota la lucha de clases, de etnias, de religiones e incluso, en Nigeria, arrecia la brutal e inquietante barbarie yihadista de Boko Haram. "Cuán bella es la humanidad", decía de forma burlona uno de los personajes de"La tempestad", la tragedia de Shakespeare que cita precisamentee Huxley y que podría aplicarse al mal momento actual. De bella tiene poco. Desgraciadamente, indigencia, diferencias sociales y atraso están a la orden del día.

Veamos. Empecemos por las flagrantes e hirientes desigualdades. En el Foro de Davos (Suiza), donde se reúnen anualmente empresarios, economistas, políticos, intelectuales y periodistas para tratar lo que pasa y al que he asistido en su día, Oxfam (organización no gubernamental que combate la pobreza) denunció esta semana que en 2016 el 1 por cien de la población mundial dispondrá de tanta riqueza como el restante 99 por cien, una proporción explosiva que lleva aparejado además el empobrecimiento generalizado progresivo de la gente. Otro dato abrumador: los 80 individuos más acaudalados del globo acaparan una riqueza equivalente a la de 3.500 millones de habitantes del mundo (!). Es decir, los ricos son cada vez más ricos y los pobres, cada vez más pobres, como auguraba Carlos Marx (1818-1893) en su época. Esta sería una de las estampas oscuras del actual mundo infeliz.



VEREMOS, DIJO UN CIEGO

Otra. Si consultamos nuestra tableta y escribimos simplemente "Ultimo informe de Caritas", organización católica no sospechosa lo más mínimo de revolucionaria, lo primero que obtendremos es un pantallazo con datos desoladores, que nos abruman.

La pobreza grave ya afecta a tres millones de personas en España y un 40,6% se va hundiendo en la precariedad. Perdonen cifras y porcentajes pero no hay otra manera de ser claros, de lo contrario se hablaría a humo de pajas.

En cambio, el Fondo Monetario Internacional (FMI), en su informe sobre Perspectivas Económicas Globales aseguró desde Pekín (China) que aunque preocupe el desempleo y el populismo, España "ha hecho las cosas bien". Anunció además que la economía española crecerá un 2% este año y un 1,8 % el que viene, noticias que se recibieron en Madrid como agua de mayo en enero. Aparte, un respiro: según la Encuesta de Población Activa (EPA) -cálculo más amable que el del Inem (Instituto Nacional de Estadística)-, el desempleo se redujo a 477.900 personas y su tasa baja al 23,70 %, casi tres puntos porcentuales, informan las redes sociales. Y en esto, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi,anunció una inyección mamut de 1,14 billones de euros para comprar deuda pública y revitalizar la economía europea, a ver si así se levanta de una vez. Vale, vale, esperemos que estas cifras macroeconómicas -árboles que no dejan ver el bosque- causen efecto en la microeconomía, en la cesta de la compra, en el día a día de los europeos y españoles. Veremos, dijo un ciego y nunca vio, desconfía la mayoría. 

Por el momento, un mundo infeliz decididamente injusto, pues.



tENEBROSA BOKO HARAM 

Otra estampa oscura más y ésta debería figurar en la "Historia Universal de la Infamia", de Jorge Luis Borges, recuento de un sinfín de atrocidades, conspiraciones o muertes que prueban la gran imaginación del genial escritor argentino.

Citemos por ejemplo el caso de la tenebrosa Boko Haram, organización terrorista de Nigeria liderada por el sanguinario Abubakar Shekau, cuyos crímenes superan con creces a la imaginación. Naturalmente, sería un craso error confundir Nigeria con Boko Haram como hubiera sido en su día confundir el País Vasco con ETA.

Desde 2002 esta banda armada yihadista atemoriza con sus brutales atentados y asesinatos que tienen como fin de imponer a la población cristiana la sharia -ley islámica- en los 36 estados del país y no solo en el norte de mayoría musulmana. Su arma es el horror, se hizo internacionalmente famosa por el secuestro,venta o violación, según los casos, de 300 muchachas adolescentes cristianas en 2014 en Chibok (este del país). Y por la reciente matanza de cristianos en Baga, a orillas del lago Chad, la carnicería más cruenta de su historia. La insurrección islamista en Nigeria a sangre y fuego ha causado ya 13.000 muertos siguiendo la consigna: la educación occidental es pecado y ha de ser erradicada. 

Atención, Nigeria es la primera economía de Africa, rica en petróleo, y el país más poblado del continente, pero tiene a la mitad de sus 178 millones de habitantes sumidos en la miseria. Es un país dual, existe un desfase entre la alta tecnología de ciertas elites y costumbres propias de la Edad Media que no han evolucionado. Ahora bien, el caso de Nigeria y de Boko Haram ha interesado en Occidente sobre todo por la reacción fanática integrista que se ha dado allí, en un país tan alejado de Francia y de París, contra la revista francesa Charlie Hebdo, porque sus caricaturistas hicieron temeraria burla del Profeta.

De nuevo noticias sobre un mundo infeliz y en esta última ocasión, salvaje, bárbaro. Desafortunadamente, es lo que hay

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