Cuando se viajaba a los países que se situaban tras el Telón de Acero sorprendía la cantidad de altavoces que había por las calles, en cada cruce, en las plazas, en todos los lugares públicos. Yo no los escuche funcionar por lo que no puedo afirmar qué mensajes o qué avisos se transmitirían desde ellos y si se trataba de un medio para la propaganda o de un medio de defensa. Pero que en la localidad catalana de Vic, año 2018, desde el ayuntamiento se difunda a través de los altavoces un “sermón” independentista me ha traído a la memoria esa visión de los antiguos países comunistas. Esa actuación es propia de un régimen totalitario y un desprecio a la pluralidad. Estaría bien preguntar a los ediles independentistas si después de la arenga están dispuestos a organizar un progromo, a coser lazos amarillos a quienes no se consideran miembros de “un solo poble” y a recluirlos en guetos. Los indepes, con sus acciones se muestran tal y como son y avanzan lo que son capaces de hacer.
