Italianos adeptos, o adictos, a Silvio Berlusconi, han lanzado su candidatura a Premio Nobel de la Paz. ¿Sus méritos? Trasladar a sus amigos en aviones de las Fuerzas Armadas italianas a sus fiestas privadas, su pasión por las velinas, ligar con jovencitas, promover una candidatura al Parlamento Europeo lleno de beldades, vender al futbolista Kaká al Real Madrid para superar la crisis del club blanco, que le puede costar el dos por ciento de los votos a su partido.
Disculpen: Los acólitos de Berlusconi dirán que estos son los argumentos de LUnita, cuando él sólito, subrayan, paró la guerra de Georgia. Mamma mia.
