Con ser un dechado de democracia, Estados Unidos también tiene problemas internos que no termina de resolver y con un presidente como Donald Trump que parece que solo sabe de la política del palo sin ninguna zanahoria colgando, lejos de resolverse se enconan. El orden de prelación puede ser distinto pero los inmigrantes y las armas están ahí. El segundo tiene mala solución porque hay un lobby muy fuerte a favor y un presidente pistolero, y al segundo los políticos díscolos con su jefe tratan de ponerle algún remedio. Elogiable es la decisión de California de declararse ‘Estado santuario’ para los inmigrantes ilegales a los que ha asegurado que no habrá redadas indiscriminadas para ponerlos al otro lado de la frontera, si no han cometido otros delitos, aunque tendrán que seguir teniendo cuidado con la “migra” federal. Estados y jueces, al menos, limitan los impulsos demoledores de Trump.
