Opinión

Crisis, necesidad, aceptación del cambio y Unión Europea

En los años setenta, Jean Monnet, uno de los impulsores de lo que hoy conocemos como Unión Europea, señalaba que “los hombres no aceptan el cambio más que en la necesidad, y no ven la necesidad más que en la crisis”. Durante mucho tiempo, hemos sido muchos quienes pensábamos que en la UE se estaba trabajando razonablemente bien en pos de la progresiva sustitución de los combustibles fósiles por fuentes de energía renovables. Y, sin duda, tal idea es correcta si se basa en la comparación de Europa con China o Estados Unidos. Sin embargo, todo cambia si, en vez de contrastar con quienes lo están haciendo deliberadamente peor que nosotros, nos fijamos en la situación de debilidad energética en que ha quedado Europa tras el estallido de la guerra de Ucrania y en nuestra muy relevante dependencia del gas y el petróleo procedentes de Rusia y de otros terceros Estados.

Ahí es donde están la crisis y la necesidad de las que hablaba Jean Monnet. Habrá que ver ahora si, realmente, de esas circunstancias derivan el necesario impulso político y la necesaria aceptación popular del cambio; o, por el contrario, si la democrática Europa decide cerrar los ojos a la realidad, eludir o procrastinar el esfuerzo y el sacrificio (esfuerzo y sacrificio que la justicia social exige que sean para todos, no solo para los de siempre) y, a través de las urnas, se abandona en brazos de propuestas populistas que (con la comodidad o la paz como objetivos o como señuelos) ofrecen seguir viviendo y derrochando recursos naturales o, poco a poco, ir abandonando a su suerte a quienes con sus vidas están defendido su libertad y la nuestra.

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