Opinión

El bocazas

La reunión de la OTAN no era una cumbre al uso, sino la inauguración de su nueva sede, a la que acudieron los jefes de Estado y de gobierno. Con Trump como principal protagonista, era su primer encuentro con sus socios atlánticos y si cualquier comparecencia pública o privada de Trump provoca expectación, en esta ocasión estaba aún más asegurada tras las descalificaciones que había hecho a la OTAN en el último tramo de su campaña electoral.

El clima sin embargo no estaba enrarecido de antemano, los dirigentes de todo el mundo han asumido ya que se las tienen que ver con un presidente atípico, polémico, que conoce regular la política internacional y que se mueve por impulsos. Sin embargo ese clima se enrareció cuando el Reino Unido, que ha sufrido el atentado que ha provocado mayor conmoción por el perfil de las víctimas, la mayoría menores e incluso niños, denunció que las agencias de seguridad de Estados Unidos habían filtrado a medios de comunicación los datos que Scotland Yard les había enviado, dentro de la línea permanente de colaboración entre los servicios de inteligencia y policiales del mundo occidental. Filtración muy grave porque perjudica a quienes trabajan en la localización de los terroristas que colaboraron en la preparación y ejecución del atentado.

No es la primera vez que ocurre un hecho de tanta gravedad durante la administración Trump, la prueba es que han caído algunos altos cargos por pasar información a personalidades de Rusia. Pero probablemente el caso más extremo lo ha protagonizado el propio Trump, que en una reunión con el ministro ruso Lavrov, le pasó una información muy delicada facilitada por Israel, básica para la lucha contra el DAESH, y que ponía en riesgo la seguridad, incluso la vida, de algún agente o varios agentes que habían conseguido infiltrarse en las filas yihadistas. 

Trump, primero, en su habitual posición de soberbia, declaró que era el presidente de Estados Unidos y podía decir lo que le daba la gana. Luego, ante el escándalo creado, negó haber dado información sensible a Lavrov. No le ha creído nadie. Y con esa fama de irresponsable, lenguaraz y bocazas, participó en la reunión de la OTAN. En un clima en el que era difícil olvidar su conversación con el ministro ruso, y la indiscreción de sus agencias de seguridad sobre la información relacionada con el atentado de Manchester.

Te puede interesar