Opinión

Encerrados en la ratonera

La situación de los civiles en Alepo es desesperada tras quedar atrapados en la lucha entre los contendientes del ejército de Damasco y las milicias de los opositores al régimen y del Daesh.  Los habitantes de la ciudad siria más importante en poder de la oposición, que cada vez va viendo más reducido su control sobre los barrios en los que se asentaba por el avance de las fuerzas armadas sirias apoyadas por la aviación rusa, se encuentran en un callejón sin salida y con escasas posibilidades de huir a no ser que se llegue a un acuerdo entre los contendientes para facilitar su evacuación.


Si algunos de ellos intentan burlar el cerco por su cuenta y huir de una zona a otra puede caer en manos de aquellos que controlan el territorio, y de tener éxito en su huida tampoco se garantiza que allí donde lleguen su vida vaya a dejar de correr peligro. Las organizaciones no gubernamentales y de derechos humanos establecidas en Siria relatan casos o expresan el temor de que se produzcan desapariciones de personas que han tratado de poner a salvo sus vidas pasando a las zonas controladas por el ejército sirio, donde pueden ser tratados como colaboradores de los grupos opositores, mientras que se han registrado episodios de hombres jóvenes separados de sus familias de los que no se sabe su paradero en aquellos barrios recuperados por el ejército sirio.  Por su parte los milicianos de la oposición también detienen y maltratan a aquellas personas que tratan de pasar a la zona controlada por las tropas de Al Assad.  


Y todas estas circunstancias se dan mientras corren los rumores, las iniciativas, los desmentidos sobre un posible alto el fuego en la ciudad para que los civiles puedan abandonarla. Los contactos entre los ministros de Exteriores de Rusia y EE UU, Lavrov y Kerry, son constantes, pero el alto el fuego no acaba de concretarse y los 130.000 civiles que se encuentran en Alepo siguen sin escapatoria, y no se vislumbra que vaya a producirse en las próximas horas, ahora que las autoridades sirias atribuyen los esfuerzos por lograr una tregua al deseo de Estados Unidos, dada la mala situación militar en la que se encuentran sus protegidos, los grupos de la oposición a Bachar el Assad.  


Pero aun cuando se concluya la toma de Alepo, la guerra dista mucho de haberse acabado. A la caída de Alepo seguirá la ofensiva contra la ciudad de Idlib, mientras que se ha reabierto otro frente, dado que en estos días se han vuelto a recrudecer las escaramuzas en el entorno de la ciudad de Palmira, de la que fueron expulsados los terroristas del Estado Islámico, que han lanzado una ofensiva para volver a recuperarla.   
Sea como sea, la guerra todavía está lejos de acabar para los sirios, que han muerto por decenas de miles, que han tenido que desalojar sus viviendas y sus pueblos por cientos de miles y que no podrán volver a sus ciudades devastadas por la guerra y sin ningún tipo de infraestructuras. Y luego cuando acabe, el régimen de Bachar el Assad continuará ahí con sus secuelas de represión y vulneración de los derechos humanos.     

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