Opinión

Lampedusa, desbordada

La isla italiana de Lampedusa está desbordada por la llegada de migrantes procedentes de las costas de Libia y sobre todo de Túnez, en una avalancha que trata de aprovechar el tiempo de bonanza en el Mediterráneo antes de que el mal tiempo dificulte de forma natural el viaje por mar. La llegada de 10.000 personas en un plazo de tres días en esta semana ha resultado ser una prueba insuperable para el sistema de acogida de la isla con capacidad para cuatrocientas personas.

Pero el problema migratorio que se vive en la isla italiana tiene otras connotaciones que hace muy difícil su solución. No son solo las cuestiones logísticas para atender las demandas de los llegados a Italia, las cuestiones logísticas, las peticiones de asilo o el traslado de los migrantes a otros puntos de Italia como paso previo a su recolocación en otros países europeos, sino que fallan los instrumentos diseñados para tratar de minimizar la llegada de inmigrantes por un lado y los mecanismos de cooperación en el seno de la Unión Europea para abordar el fenómeno de la inmigración, por otro..

El acuerdo firmado con Túnez para que haga de tapón de los flujos migratorios está lejos de funcionar como debiera a pesar de ser una forma de subcontrata a otros países el control exterior de las fronteras europeas que se ha utilizado en otras ocasiones con los países de tránsito de la migración hacia la UE, bajo el pago de ingentes cantidades de euros, sin preocuparse si en esos países se respetan los derechos de quienes huyen de situaciones lacerantes o peligrosas en sus países.

Falla la Unión Europea que desde 2020 intenta la firma del Pacto de Migración y Asilo, y que ha visto como fracasaba el Mecanismo de Solidaridad Voluntaria para la reubicación de migrantes llegados a los cinco países con costa mediterránea y que ha dado lugar a que Francia primero, y Alemania en la actualidad, se quejen de la actitud del gobierno ultraderechista de Georgia Meloni que no ha cumplido con su parte del acuerdo.

No es menos cierto que Italia está sufriendo la presión migratoria más alta de los últimos años y hasta septiembre habían llegado a sus costas 124.000 migrantes, el doble que en el mismo periodo de hace un año, y tres veces más que en 2021. El ministro de Exteriores y viceprimer ministro italiano, Antonio Tajani, ha pedido que tanto Naciones Unidas como el G-20 se impliquen en la solución del problema migratorio, que a su juicio, la UE por si sola no es capaz de afrontar y ha pedido que se celebre una conferencia internacional que sirva para estabilizar el Sahel y evitar la salida de migrantes.

La propuesta como tantas otras no deja de ser una solución a futuro, mientras que a corto plazo se impone resolver la situación de los migrantes llegados a los países europeos, con los problemas derivados de su asistencia en primer lugar. Entre tanto, Lampedusa, más cerca de África que de Europa seguirá estando desbordada mientras espera de que el mar haga de barrera natural.

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