Opinión

Ultimátum 24 horas

El Gobierno de salvación nacional encabezado por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu lanzó el viernes un ultimátum a la población del norte de la Franja de Gaza para que evacuaran ese territorio en el plazo de veinticuatro horas antes de que comenzara la ocupación por tierra de esa zona desde donde partieron los ataques terroristas lanzados por Hamás el pasado viernes, en los que cometieron delitos de guerra con gran crueldad. 

El aviso previo a la invasión, que es la respuesta a la humillación sufrida por el ejército y los servicios secretos israelíes, afecta a un millón de personas, prácticamente la mitad de habitantes del territorio palestino, fue considerado de imposible cumplimiento por los responsables de las agencias de la ONU sobre el terreno que advirtieron de que en las circunstancias actuales, tras los bombardeos sufridos por la artillería israelí y el corte de los suministros de agua, luz, medicamentos y comida era imposible llevar a cabo el traslado con las mínimas garantías humanitarias, por lo que Israel podría incurrir en nuevos delitos de lesa humanidad. Casi medio millón de gazatíes ya han buscado refugio en centros administrados por Naciones Unidas que advierten de las dificultades para proporcionarles unas mínimas condiciones de vida. 

El grupo terrorista Hamás que con su ataque a Israel ha desencadenado la mayor operación militar de Israel desde la guerra del Yom Kipur, hace cincuenta años, ha hecho un flaco favor a la población palestina de la Franja de Gaza ante la respuesta de un país para el que la seguridad nacional es la principal prioridad y la ha visto vulnerada. Su ataque puede acabar en un futuro próximo con el incombustible Benjamin Netanyahu, como la guerra mencionada acabó con la carrera política de Golda Meir, y de hecho son cada vez más los sectores laicos y religiosos que apuntan al primer ministro israelí como el responsable de no haber evitado el ataque terrorista, hasta el punto de que todavía no ha visitado a los heridos para no sufrir las iras de sus familiares que han padecido los ministros de su gabinete que sí lo han hecho. 

Si Israel cumple su ultimátum y se confirma que los palestinos de Gaza tendrán que volver a vivir en un territorio “que nunca volverá a ser lo que era”, como predijo el ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, es porque se habrá consumado una invasión militar en la que la población civil habrá sido la principal víctima por la aplicación de un modo de pensamiento que equipara a todo un grupo humano con la acción de una facción terrorista que impone su criterio por la fuerza de las armas y que se beneficia o es utilizado por otros actores que financian sus actividades.

El Gobierno israelí que condicionó la restauración de los suministros a la Franja de Gaza a la liberación de los rehenes secuestrados por Hamás, ya ha demostrado que está dispuesto a sacrificar sus vidas para no hacer fracasar la operación militar en marcha, y trece de ellos ya habrían fallecido en los bombardeos indiscriminados realizados por su artillería. 

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