Opinión

¿Alguien cree a los talibanes?

Realmente alguien cree a los talibanes? ¿Realmente alguien cree que los talibanes son un posible interlocutor de cualquier cosa? ¿Realmente alguien cree que se puede hablar con ellos? No puedes hablar con alguien que no quiere hablar contigo. O que si lo hace es solo mintiendo como un bellaco para apuñalarte en cuanto tenga la oportunidad. Y no hace falta ser un experto en política internacional para darse cuenta de eso.

Lo absurdo es que hayamos pagado y estemos pagando a tantos chavales y chavalas en la universidad una educación de lujo en política, idiomas, o contextos de política exterior o militar, para que acaben negociando con tipos con los que no se puede negociar. ¿Usted se sentaría a la mesa con unos señores que en cuanto se levanten de la reunión harán todo lo posible para matar a su primo porque es gay, o porque es católico, o porque deja que su hermana salga a la calle a andar en bicicleta, o porque es judío? ¿Usted se sentaría en una mesa a charlar con una caterva de hombres –ninguna mujer– que ya se ve que no se afeitan desde hace seis semanas los muy guarros? ¿Es que usted no tiene hijas que quieren jugar al fútbol o aprender a escribir? ¿Qué clase de tipo es usted? ¿Qué clase de padre?

Talibanes, Isis, Al Quaeda, Boko Haram ¿qué más da? Son todos iguales. Es terrible, pero es así.

No quiero pensar lo peor pero he visto y ustedes también lo habrán visto, muchas escenas grabadas en los telediarios de familias afganas que bajando de nuestros aviones en la escala de Abu Davi o al fin en Torrejón de Ardoz, por muy traductores o colaboradores que fueran con nosotros (no todos desde luego son como esos, claro está), se ven de una forma muy rara. ¿O no les suena rara? Familias en las que delante camina el padre con el niño varón pequeño cogido de la mano, y dos pasos por detrás su esposa con velo y las niñas. ¿Esos eran nuestros colaboradores?

A mis diecinueve años cuando me fui a Londres por primera vez, como a un ourensanito idiota provinciano e ignorante me alucinaban aquellas familias de árabes ricos que veía por la calle junto a Selfridges o Harrods de compras, él con sus hijos varones dos pasos por delante de ella, y ella con el velo y sus hijas que caminaban detrás mirando al suelo. ¿No es esto lo mismo? Porque la verdad, parece lo mismo.

Ya sé que la mayoría no son así. Y también que está bien intentar salvar a todo el mundo y es lo que hemos intentado hacer. Pero no me gusta ver esas escenas. Aquí, en este asunto, lo que no funcionaba sigue sin funcionar. Por muchos idiomas distintos que hablen los traductores, lo importante seguimos sin entenderlo. Que nos lo traduzcan bien.

Acoger a gente en peligro es bueno, pero... no seamos ingenuos.

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