Opinión

El Colegio Mayor de marras


Parece que tiene que ocurrir algo llamativo para que el personal se espabile. Pero la realidad desde siempre es que en su mayoría (hay excepciones) los colegios mayores universitarios masculinos son una caldera hirviente de machistas, homófobos, torturadores, sádicos, bien alimentados por la inacción de sus responsables. Yo ni siquiera en la mili vi abusos y torturas tan bestias como las que vi y sufrí yo mismo en un colegio mayor.

En los noventa hubo una reacción en Madrid de muchos colegios mayores contra las novatadas. Con declaraciones, artículos en prensa, mea culpa y golpes de pecho de los responsables de los colegios, que prometieron poner fin a dichas prácticas en sus centros.

¿Por qué fue así? Pues porque solo en un curso murieron tres chavales a causa de las novatadas. Les voy a contar una famosa de entonces. Ya no recuerdo el nombre del colegio, aunque me gustaría recordarlo para ponerlo aquí.

Metían al novato en una alcantarilla que formaba parte del sistema de desagüe de la piscina del cole y le ponían la tapa, una rejilla. A continuación vaciaban la piscina y la alcantarilla empezaba a llenarse de agua. Mientras el chaval se desgañitaba asustado pidiendo auxilio, y el agua iba subiendo, los putos veteranos se burlaban de él y lo jaleaban desde la superficie montando un jolgorio. El agua solo le iba a llegar al pecho, pero el chico no lo sabía. Con esta ¿divertida? novatada a un chaval le dio un ataque al corazón y murió en la alcantarilla. Ignoro si para disgusto o alegría de los veteranos.

Esa muerte y otras más provocaron aquella reacción de los colegios mayores de Madrid contra las novatadas aquel año, una reacción momentánea que por supuesto con el tiempo se diluyó y se olvidó.

Yo pasé del colegio mayor prácticamente a la mili. Como fui el escribiente de mi compañía y podía hacerlo, en la mili luché denodadamente contra las novatadas con lo que me gané la enemistad de unos cuantos soldados de mi reemplazo. Pero las novatadas de la mili no eran nada en crueldad comparadas con las del colegio mayor. Una vez mientras un grupo de salvajes aporreaban, rompían la puerta de mi habitación y entraban a saco para arrastrarme a los baños y torturame como cada noche junto a otro novato, estuve en pijama agachado en el alféizar de la ventana, aterrorizado, a punto de tirarme desde aquel tercer piso del colegio mayor San Pablo. Así que pude haber sido también yo el chico de la piscina.

 Siempre he dicho y lo mantengo cuarenta años después de aquello, que si hoy me ponen delante un botón rojo y pulsándolo los mato a todos, lo pulsaría aun sabiendo que muchos serán hoy buenos padres de familia con hijos y nietos. Pues lo pulsaría y los mataría igual. 

Después le daría un sorbito a mi gintonic y seguiría charlando con ustedes tan tranquilamente, de cine o de literatura.

Te puede interesar