Opinión

El desafío

La revista francesa Charlie Hebdo ha convocado un concurso de caricaturas del líder iraní Ali Jamenei. El Gobierno de Irán ya ha saltado como una fiera anunciando, o probablemente amenazando, con una respuesta adecuada (según ellos) a dicho atrevimiento, a dicha provocación inaceptable, a dicho desafío. 

Nos podemos imaginar fácilmente que la respuesta adecuada a la que se refiere el régimen iraní de forma encubierta oscilará entre pasarle más drones y misiles a Rusia, seguir ahorcando a sus deportistas de élite, perseguir y represaliar más a las mujeres, o cometer unos cuantos atentados asesinos contra civiles en Francia aquí y allá, un poco al azar. Es su estilo. Siguiendo la famosa frase de Cocó Chanel, los líderes religiosos iraníes también piensan que “la moda pasa, pero el estilo permanece.” Y ellos van a seguir fieles a su estilo.

Pero aparte de estas consideraciones y tal como yo lo veo, el desafío de Charlie Hebdo no va dirigido al régimen iraní. ¡Qué va! El verdadero desafío es para los caricaturistas, que lo van a tener muy difícil.

Una caricatura de Jamenei sería igual a una de Jomeini. Son indistinguibles. Es más, una caricatura de Jamenei sería idéntica a la de los otros veinte o treinta políticos líderes religiosos que suelen aparecer a su lado en las fotos o en los telediarios. Misma vestimenta negra, mismo turbante, mismas narizotas y arrugas, misma pose, mismas cejas pobladas, mismo gesto adusto e indignado, y mismas patillas, bigotes y barbas blancas tamaño sábana. Ningún caricaturista puede enfrentarse a eso.

Con este concurso Charlie Hebdo de alguna forma eleva la profesión y las exigencias técnicas de los caricaturistas a un nivel superior casi divino, imposible de alcanzar para la mayoría de los humanos entre los que se incluyen los caricaturistas, dibujantes y otros currantes normales. Si yo, supongamos que fuera caricaturista, hago una caricatura de Jamenei que está muy bien hecha, ¿quién me dice a mí que no he caricaturizado al ministro de Defensa iraní, o al de Asuntos Sociales, o al de Asuntos Religiosos, o al del Ejército, o al de Exteriores, o al vicepresidente de dicho país, en lugar de a Jamenei? Eso sí que es un desafío. Y un desafío de los buenos.

Por seguir explicándolo, es muy fácil hacer una buena caricatura de cualquier mujer iraní al azar. Supongamos que yo hago una caricatura de Isa Haleji, una estudiante de la universidad de Teherán. Y a continuación hago otra de Habnam Sarifi, una abuelita con seis nietos que vive en Shiraz. Pues bien, me basta con dibujar una silueta más o menos humana de color negro un poco informe con una fina línea blanca a la altura de los ojos, y ya están caricaturizadas las dos. Y son perfectamente distinguibles e identificables, una es Isa y la otra es Habnam. ¿O no?

Estuve dudando si presentarme al concurso de Charlie Hebdo, pero al final no lo hice porque pensé que... no tenía muchas posibilidades de ganar

Te puede interesar