Opinión

El gato negro

Acabo de escuchar en una radio gallega que el Xacobeo lo inventó y diseñó Vázquez Portomeñe un día en los noventa, y lo dibujó en una reunión informal entre varios políticos sobre una servilleta de papel en El Gato Negro, el famoso, histórico y estupendo restaurante-taberna de Santiago de Compostela. Supongo que el periodista que contaba eso no sabía mucho del asunto. Vale.

Me dejó alucinado. No dudo que Vázquez Portomeñe, que por cierto se llama Víctor Manuel como yo y a quién nunca conocí en persona, fuera una de las almas de esa idea. Seguramente lo fue junto con otros tipos con visión de futuro entonces, pero no creo que dibujara ni diseñara nada en una servilleta de papel, Vázquez Portomeñe no era diseñador gráfico ni dibujante.

Y lo digo porque el Xacobeo 93 al que se refería el periodista, el primero del gran éxito turístico internacional del Xacobeo, se diseñó y desarrolló todo en todos sus aspectos gráficos, visuales, promocionales y de imagen en Luis Carballo Publicidade en Vigo, donde fui yo en los ochenta y noventa director creativo. 

De hecho yo diseñé aquel logotipo del Xacobeo 93, la imagen corporativa al completo, el Pelegrín y todo lo demás junto con mis compañeros de entonces Ángel Cerviño, Luis Esperanza, José Luis Conde, Nuria Carballo, Luis Junior, Fernando Franco y otros colaboradores más que andaban por allí, bajo la batuta maestra de Luis Carballo y Julia Taboada. Y lo hicimos con lápices, papel, rotuladores, ilustración, textos, fotografía, ideas, ingenio y trabajo. Trabajo en mesas de trabajo durante muchas horas, días, semanas y meses. 

Yo mismo tengo una buena colección de premios internacionales de diseño de aquellos años y de años posteriores, y juro que no diseñé nada en mi vida en la servilleta de un bar. Nunca. Eso es un mito, no es real. Un diseñador no trabaja en la servilleta de un bar.

No. Vázquez Portomeñe con todos mis respetos no era un creativo, ni un artista, ni un publicitario, ni nada que se le parezca. Era un político. Brillante seguramente. Puedo admitir que tuvo una buena idea, seguro que fue así, pero ni se le ocurrió en un bar, ni la plasmó en una servilleta de papel después de una mariscada tomando café.

Por eso esta reflexión mía no va a dirigida a él, sino a ese periodista que se inventa cosas quizás porque no tiene nada mejor que hacer o le da pereza investigar y conocer los hechos de verdad.

Por último y sin cambiar de tema, si van ustedes a Santiago algún día no dejen de ir a El Gato Negro, aunque solo sea a tomar un vino. El dueño es hijo de una de mis mejores amigas pero no les recomiendo la visita por eso, no soy tan tonto, se la recomiendo por la cocina, el marisco, el trato... y el ambiente.

¡Viva el Xacobeo y viva El Gato Negro!

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