Opinión

Fiestas mixtas

En Damavand (Irán) unos cuantos jugadores de fútbol fueron arrestados la semana pasada por asistir a una “fiesta mixta”. ¡Vaya!

Del corrupto y repulsivo por no decir asesino régimen iraní ya no nos sorprende nada, por supuesto, pero cada vez que sabemos algo más, más nos asombra. 

Hace años vi unos documentales buenísimos sobre un tema muy curioso y durante un tiempo me dediqué a preguntar a amigos y conocidos cuál creían ellos/as que era el país del mundo con la mayor cantidad de clínicas de cambio de sexo (en proporción a la población). Las respuestas aparte de “no sé” o “ni idea” solían oscilar invariablemente desde los Estados Unidos, Canadá, hasta países nórdicos y otras ocurrencias así, un poco como si los interrogados tiraran a ver si acertaban por casualidad. Es obvio que si te hacen una pregunta como esa tiendes a imaginarte que la respuesta corresponderá a un país avanzado, bien sea por sus libertades individuales o por su tolerancia y aceptación de las personas trans.

Pero no. Resulta que la respuesta correcta es Irán. En Irán hay más cambios de sexo que en ningún otro país del mundo. De hecho hay toda una red de clínicas, médicos, psicólogos, psiquiatras y jueces que asiste a las solicitantes, firman los documentos correspondientes que avalan que se trata de un cambio de sexo real y recetan los tratamientos ad hoc. Un supernegocio del que se benefician muchos.

Todo viene de una fatua de Jomeini en la que el ayatolá justificaba que si un hombre estaba encerrado en el cuerpo de una mujer era lógico que se transformara en hombre pues es lo que era, y por tanto lícito que empleara todos los medios posibles y disponibles para hacerlo. Con la bendición, claro está, de Alá. 

Normal, para el ayatolá el hombre era lo más de lo más y la mujer solo una rata.

El caso es que esas mujeres que legalmente pueden cambiarse de sexo en ese país y lo hacen (el cambio siempre es de mujer a hombre claro, ningún hombre querría convertirse en mujer en Irán), nunca llegan a una cirugía. Eso es casi imposible. Se someten a terapia hormonal, se reducen los pechos, se cortan el pelo, les sale bigote, se visten como hombres... hasta que pueden tener una identidad oficial masculina acreditada por doctores, legisladores y curas en los papeles. 

Y entonces por fin pueden andar en bici, jugar al fútbol, tener el trabajo que quieran o salir a la calle sin un primo varón vigilándolas a un metro de distancia. Porque eso es lo que querían y en realidad no son trans de verdad.

Lamento no recordar los títulos de los documentales pero supongo que podrán encontrarlos por internet. Eran fabulosos.

Arrestar a unos chicos por asistir a una “fiesta mixta” es un disparate criminal desde nuestra perspectiva laica de occidente. Pero la fiesta era mixta así que preguntémonos: si arrestaron a los chicos ¿qué fue de las chicas?

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